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“Resulta absurdo pensar que hombres y mujeres no pueden hacer lo mismo, porque no es la realidad”

“Resulta absurdo pensar que hombres y mujeres no pueden hacer lo mismo, porque no es la realidad”

donostia - Una máxima en Geminys es garantizar la igualdad de género en una plantilla joven e Isabel Azanza lo fomenta desde hace 20 años, cuando se fundó una empresa que actualmente afronta el reto de generar talento y retenerlo.

¿Qué representa recibir este premio?

-Es un reconocimiento a toda mi carrera profesional y a lo que siempre ha sido mi objetivo como es la igualdad de oportunidades. En Geminys es lo mismo un hombre que una mujer a la hora de seleccionar al personal, de exigir... a la hora de todo.

¿Qué papel juegan las empresarias en nuestra sociedad?

-Las mujeres tenemos que demostrar, por lo que dedicamos mucho tiempo a nuestro trabajo. Y además somos muy perfeccionistas porque queremos tener la seguridad de que las cosas están bien. Y lo hacemos bien.

¿Es diferente al que ejercen los empresarios?

-No. Los hombres y las mujeres podemos aportar, aunque cada cual de forma distinta porque no somos iguales. Las mujeres estamos demostrando que somos tan buenas o mejores en muchísimas cosas y, de hecho, poco a poco se están consiguiendo cosas que antes eran sorprendentes como que una mujer sea patrona de una trainera de hombres. Y es importante, porque de esta manera se transmite una normalidad. A mí no se me hizo de menos por ser mujer, pero lo tuve que luchar, tuve que demostrar mucho.

¿Existe una brecha en la presencia masculina y femenina en el mundo empresarial?

-El techo de cristal es una realidad. En un pasado medianamente reciente se hacía raro que las mujeres ocuparan ciertos puestos. Lo habitual en aquel momento es que cursaran carreras de letras o sanitarias más que carreras empresariales o ingenierías, era lo que parecía más normal.

¿Cómo se potencia que haya más presencia de mujeres en esos ámbitos?

-Es un tema cultural. Tanto niños como niñas deben tener unas expectativas iguales de su formación profesional, lo que significa que a las niñas habría que inculcarles que hay carreras distintas a las de servicios, sanidad, letras o educación, como las relacionadas con matemáticas y ciencia. Es absurdo pensar que mujeres y hombres no pueden hacer lo mismo, tiene que ser exactamente igual. Hoy en día hay más chicas que chicos que estudian carreras, pero luego en el mundo profesional llegan más los hombres que las mujeres a los puestos de cierto nivel.

Desarrolla su actividad en un mundo muy masculinizado como el industrial. ¿Es un obstáculo?

-Nunca me he encontrado con un cliente que se haya sorprendido por que sea una mujer. A nivel interno, el hecho de que trabajemos en un mundo que podríamos llamar entre comillas masculino nunca ha sido un problema. Las mujeres y los hombres de Geminys tenemos una cultura de servicio que está muy filtrada y nos va bien.

¿Se ha evolucionado en lo que respecta a la presencia de mujeres en el mundo empresarial?

-Va evolucionando, aunque quizá no a la velocidad que nos gustaría. Creo que en un futuro todo esto será normal y no será obligatorio que las empresas del Ibex tengan en los consejos de administración una cuota de mujeres. Llegará una normalidad y todas estas leyes dejarán de tener sentido.

Aun quedando camino por recorrer, ¿en qué aspectos es necesario incidir?

-Para mí es importante que la gente, tanto hombre como mujer, tenga claro que, si quiere, puede. Las mujeres parece que si queremos tenemos que demostrar más pero sí se puede. En igualdad de condiciones, se puede llegar a un punto parecido. En esta empresa hay mujeres con reducción de jornada y tienen puestos altísimos porque lo hacen bien. Tendrán reducción de jornada pero dan una respuesta satisfactoria a las necesidades de los clientes.