Sonó el piano a media luz y los focos iluminaban a Izaro, que derramó su voz, oro líquido, sobre el escenario del auditorio de Azkuna Zentroa, momentos antes de que Ane Igarteburu saliese a escena y confesase que su primer trabajo fue en la tienda Eroski de su Elorrio natal, localidad en la que la cooperativa tiene su sede. Era el guiño de salida para darle cuerda a los actos conmemorativos del 50 aniversario de Eroski, casi a la par que una treintena de trabajadores, embajadores del ayer, el hoy y el mañana de la cooperativa, iban encontrándose en escena entre abrazos y saludos. En nombre de todos ellos, de los miles que han sido, son y serán Eroski puro, hablaron Desiderio González, quien recordó que hace medio siglo todos apechugaban las horas que hiciera falta para aupar a la compañía al reino de las cooperativas, y Naiara Fernández, recién incorporada a la empresa, con la misma ilusión que entonces.
Minutos antes de que se dramatizase el emotivo comienzo llegaron el lehendakari, Iñigo Urkullu, acompañado por Isabel Celaá, ministra de Educación; Agustin Markaide, presidente de Eroski; Leire Mugerza, presidenta del Consejo Rector; Mikel Larrea, secretario general de la entidad; Iñigo Ucín, presidente de la Corporación Mondragon y Bakartxo Tejeria, presidenta del Parlamento Vasco. Eran los nombres propios de cabecera de una legión entre la que se encontraban Arantxa Tapia, consejera de Promoción Económica del Gobierno Vasco; María Jesús San José, consejera de Trabajo y Justicia; Sonia Pérez, consejera de Comercio, Turismo y Consumo; Ana Otadui, Eider Mendoza y Pedro Elósegui, presidentas de las Juntas Generales de Bizkaia, Gipuzkoa y Arab,a respectivamente; Jesús Loza, delegado del Gobierno; Imanol Pradales, diputado de Desarrollo Económico y Territorial de Bizkaia; Elena Unzueta, diputada de Sostenibilidad y Medio Ambiente de Bizkaia; Eduardo Aguinaco, diputado de Agricultura de Álava; los viceconsejeros Isabel Muela, Bittor Oroz y Jon Azkue; o la concejal Gotzone Sagardui, entre otros. Era una representacion bien nutrida de las autoridades que han vivido de cerca la expansión de Eroski y que escucharon vivencias personales, la creación y la evolución de las tiendas Eroski, la cadena de valor de la cooperativa con la que soñó José María Arizmendiarrieta, la evolución de la marca y el logotipo, la aparición de las marcas blancas y la defensa de los productos locales, entre otros rasgos de carácter. Los testimonios fueron audiovisuales o a viva voz.
Las nuevas tendencias del comercio, las exigencias de los consumidores bien informados, la defensa de la salud y bienestar de la ciudadanía, la cultura del consumo cada vez más responsable y sostenible. Markaide y los suyos hablaban de una realidad efervescente. Les escuchaban Andoni Ortuzar, presidente del EBB; Joseba Aurrekoetxea, Mikel Torres, alcalde de Portugalete; Juan Emilio Andrades, Maddalen Iriarte, Vicente Atxa, rector de Mondragon Unibertsitatea; Xabier Egibar, director general de Laboral Kutxa; Mikel Álvarez, Roberto Larrañaga, presidente de Confebask; Eduardo Junkera, presidente de Adegi; José Miguel Ayerza, Guillermo Dorronsoro, José Luis Larrea, Garbiñe Biurrun, Carolina Pérez Toledo, Sonia Ortubai, Marta Carazo, Constan Dacosta, Iñaki Alzaga; el director general de Editorial Iparraguirre, Javier Andrés; el director comercial de Deia, Kike Hermosilla; Isidro Elezgarai, presidente de Unicef en Euskadi; José Ramón Bustillo, presidente de AECC en Euskadi, Gabriel Otaola, Antonio Muñoz, Kepa Badiola, Fernando Querejeta, Álvaro Rey, José Ángel Corres, Javier Ormazabal, Mikel Renteria, Fernando Pérez, director del Azkuna Zentroa; Ricardo Pérez, cocinero del Yandiola y diseñador del cóctel de celebración; Roberto Urkitza, Lourdes Imaz, Reyes Leyaran, Miren Anitua, Maite Iturbe, directora de EITB, José Alonso, Jon González, Anton Kortazar y Javier Amezaga, entre otros.
Fue todo un espectáculo. El grupo Kukai Dantza interpretó una pieza de Banaketan, una obra aún a estrenar sobre la distribución; los bertsolaris Andoni Egaña y Ohiana Bartra, jugaron con las palabras alrededor de los pimientos, siempre picantes, y el grupo navarro Kometa puso el broche de la noche en escena. Antes de que sonase la melódica música de Kometa, el lehendakari recordó que se había recorrido no sólo “medio siglo de Eroski sino 50 años de la historia de un país”. Los trabajadores que había tomado la palabra antes desgranaron el camino, cómo la riqueza de Eroski era su capital humano; cómo apareció el progreso tecnológico, cuántas veces llegaron al pueblo a través de las tiendas.