donostia - La adquisición de una unidad propia de suministro de gas natural licuado confirma que la apuesta de Transordizia por este combustible es seria, con perspectivas de potenciarlo siempre y cuando se demuestre su rentabilidad a medio plazo.

El gerente Jesús Galindo explica que la decisión de realizar esta compra responde a criterios económicos. “El verdadero ahorro en el GNL es cuando puedes comprarlo tú en lugar de acudir a un punto de recarga”, señala. Así, el litro de gas natural licuado que se reposta en un punto ajeno ronda los 80 céntimos de euro, mientras que si se recarga con combustible propio, esta cantidad se reduce a la mitad.

De momento, la unidad adquirida tiene unas proporciones reducidas, acorde con la flota de camiones GNL de la que dispone la empresa. Su gerente explica que, a medida que el tamaño se incrementa, el precio del gas natural licuado también se reduce, pero con el número de vehículos actual resulta más rentable un suministro más pequeño.

“Para tener una unidad de autoabastecimiento mayor hay que disponer de una mínima cantidad de vehículos, porque si se calienta el gas del depósito termina por evaporarse y entonces pierde rentabilidad”, explica. Transordizia no descarta adquirir más adelante una instalación mayor, condicionado de nuevo a que su apuesta obtenga los resultados esperados y la flota siga creciendo.

No solo es cuestión de precio. Actualmente no existen todos los puntos de recarga deseables para realizar cualquier tipo de rutas. Galindo afirma que es posible llegar hasta Polonia, pero planificando la ruta de manera muy detallada. “Es como los pasatiempos para que los niños hagan figuras uniendo puntos”, explica gráficamente.

No obstante, últimamente se están abriendo nuevos puntos, sobre todo en Francia, que comienza a apostar por este tipo de combustible. El jefe de flota, Fran Cobo, indica que “cada mes recibimos la noticia de que se ha abierto un nuevo punto” en el país galo, lo que resulta beneficioso para Transordizia porque “podemos diseñar nuevas rutas”.

En definitiva, se trata de “retroalimentación”, es decir, si cada vez se habilitan más puntos de recarga de GNL, se fabricarán más vehículos que utilicen este combustible, pero ocurre lo mismo a la inversa, según asegura Galindo. En cualquier caso, aboga por que se extienda esta práctica, dado que de esta manera los precios tanto de los camiones como del gas licuado serán menores, y la actividad más rentable. - M.M.