Las cuotas de las EPSV de empleo bajan por la falta de negociación colectiva vasca
Las entidades repartieron unas prestaciones de 870 millones de euros en 2016 y las aportaciones sumaron 755 millones
donostia - El ahorro que destinan de forma voluntaria los vascos de cara a complementar sus pensiones el día de su jubilación a través de las EPSV, las entidades de previsión social voluntaria vascas, no crece tanto como debiera a la vista de las perspectivas de menores pensiones públicas en el futuro. Esta evolución más tibia de lo esperado obedece mucho a que las aportaciones de los trabajadores en la modalidad de empleo evolucionan negativamente, (-0,67% en 2016), por el diálogo social. “La falta de negociación colectiva en Euskadi es lo que fundamenta básicamente el no crecimiento de las entidades de empleo”, destacó Ignacio Etxebarria, presidente de la Federación vasca de EPSV.
Pese a esta situación, el crecimiento de un 4% de las aportaciones individuales y el rendimiento positivo de las inversiones con una rentabilidad media del 3% en 2016 casi doblando la inflación , -ayudado todo ello por la mejoría de la situación económica-, ha hecho que el patrimonio total depositado en las EPSV superase por primera vez los 24.000 millones de euros, con 1.350 millones de euros más.
Dado que desde la puesta en marcha de la previsión social voluntaria la población vasca ha seguido un proceso de envejecimiento, las prestaciones abonadas empiezan a ser cifras importantes en los últimos ejercicios. De hecho el pasado año se abonaron a los socios prestaciones por importe de 870 millones de euros mientras que las cuotas o aportaciones se situaron en los 755 millones de euros.
Los máximos responsables de la Federación de EPSV de Euskadi, Ignacio Etxebarria, Virginia Oregui, Pedro Unamuno y Patxo Aiestaran resaltaron con motivo de la presentación de los resultados del sector en 2016 la importancia de “concienciar a la sociedad vasca de la necesidad de ahorrar de cara a la jubilación”.
En concreto, Ignacio Etxebarria destacó “la importancia que tiene el ahorro para futuras prestaciones una vez que finalice la vida laboral” porque “la Seguridad Social pública, que es la protección más importante y va a seguir y debe seguir siéndolo, va a reducir su nivel de protección en los próximos años”.
“La gente tiene que pensar, con perspectivas de futuro, en que es importante destinar parte de los ingresos actuales al ahorro para poder disponer de rentas futuras una vez finalizada la vida laboral”. Este ahorro ayudaría, tras la jubilación, “a poder ser agentes activos y tener una calidad y una dignidad personal y de relación social”.
Un elemento que resaltaron los representantes de la Federación de Entidades de Previsión Social de Euskadi es que para poder contar con una pensión complementaria, “estamos hablando de un 20% de la pensión total”, se precisa “una constancia de las aportaciones en un tiempo”, porque “no hay ningún plan complementario de jubilación que se pueda hacer en media docena de años”.
En todo caso, Ignacio Etxebarria instó al Gobierno Vasco que lleve a cabo una política de promoción de las entidades de previsión social voluntaria, que tenga como objetivo trasladar a los ciudadanos “los datos necesarios para conscientes de qué situación pueden encontrarse en el momento en que se vayan a jubilar”. En un proceso a largo plazo como este, indicaron, debe existir “una compensación tributaria”. Eso sí, los dirigentes de la Federación reiteraron, por activa y por pasiva, que “en ningún momento” se plantean las EPSV como “sustitución” de la pensión pública.
Aportar un 6% del salario Para lograr ese 20% de complemento de la pensión total, “en una carrera profesional de aproximadamente 40 años, se tendrían que hacer aportaciones en torno a un 6% del salario cotizable, siendo eficiente la entidad que vaya a gestionar ese patrimonio, que tiene que rondar el 6% de rentabilidad neta”, según apuntó Virginia Oregui.
En relación al posible uso de parte de los 24.000 millones de euros de las EPSV vascas en Euskadi, la Federación recordó que tienen invertidos 2.450 millones de euros en deuda pública vasca y 311 millones en empresas y proyectos del país.
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