donostia - Quien viva en los barrios donostiarras de Amara o El Antiguo es probable que las haya visto. Son personas con camisetas y gorras verdes con un paquete en las manos que, bien a pie o bien en bicicleta, se dirigen a realizar su entrega a un domicilio. No se distinguirían de cualquier otra empresa de mensajería de no ser porque los empleados son discapacitados intelectuales y su actividad, al contrario de otras firmas de entrega, no genera contaminación atmosférica.

Estas dos características de la compañía Koiki han merecido la atención del Banco Europeo de Inversiones que, tras estudiar otros 340 proyectos de 29 países europeos, decidió nombrarle Mejor Empresa de Innovación Social 2015. Es la primera vez que una empresa del Estado recibe este reconocimiento, recompensado con 25.000 euros.

Su fundador, el vasco Aitor Ojanguren, explica que la idea que subyace tras esta iniciativa es cambiar la forma en que se entregan o recogen los envíos a domicilio, y hacerlo de forma social y medioambiental. El primero de estos aspectos se cumple a través de la contratación de personas con discapacidades intelectuales que les dificultan su acceso al mercado laboral.

En el caso de Gipuzkoa, la empresa de mensajería tiene un acuerdo con Gureak para dar su servicio. Este grupo que trabaja para favorecer la inserción social de las personas con discapacidad aporta a la empresa tanto el personal como su conocimiento de las áreas de Donostia donde extender el negocio. De momento, se ha optado por los barrios de Amara y El Antiguo donde catorce koikis ya desarrollan su trabajo.

Ojanguren se muestra optimista respecto a los resultados obtenidos en la capital guipuzcoana, y contempla una posterior expansión a otros barrios donostiarras y localidades del territorio histórico que irá paralela al proceso de consolidación de la empresa. Koiki también tiene actividad en Madrid, Barcelona y Girona, con unas previsiones de formar a 120 mensajeros y llegar a acuerdos con una veintena de fundaciones.

Respecto a su compromiso con el medio ambiente, Ojanguren incide en que el reparto se realiza a pie o en bicicleta para evitar emisiones contaminantes a la atmósfera. Este método podría resultar incómodo a los trabajadores si tuvieran que desplazarse kilómetros, y por ello se contrata a aquellas personas que viven en el barrio o que tienen en esa zona un local.

Según explica el fundador de Koiki, que anteriormente ya ha creado otras empresas, esta iniciativa contribuye a reducir el ruido, el tráfico y la contaminación en zonas muy afectadas por estos problemas. Koiki, desde su creación en 2013 con una inversión inicial de 500.000 euros, ha ahorrado la emisión de 108 kilogramos de CO2 a la atmósfera.

El funcionamiento es sencillo. El cliente se da de alta en el servicio y automáticamente se le asigna un mensajero con una dirección. Cuando realice una compra, deberá comunicar este dato para que el vendedor envíe allí su mercancía.

Cuando el koiki reciba el paquete, contacta con el cliente y le consulta cuándo le conviene recibirlo. Solo queda esperar a que llegue.

Ojanguren confía en poder expandir esta empresa a otras zonas del Estado, a través de acuerdos con asociaciones que trabajan por la integración tanto de personas con discapacidad como de parados.