donostia - El consejo de administración del BBVA cesó ayer de forma fulminante a Ángel Cano, el consejero delegado que Francisco González rescató de la estructura del banco para colocarlo en primera línea de su sucesión. El hasta ahora número dos del banco fue el encargado de sustituir de José Ignacio Goirigolzarri en 2009. Ha sido el capitán de la entidad durante la crisis y se baja del barco justo en el momento en el que la nave llega a puerto tras la tormenta.

El relevo también sale en esta ocasión de la casa. Será Carlos Torres Vila, actual responsable de Banca Digital y miembro del consejo de dirección del banco desde 2008.

Según la versión oficial, Torres Vila asume el cargo de consejero delegado para “acelerar la transformación digital” de la entidad. Sin embargo, también se le asigna como cometido “impulsar los resultados”, uno de los apartados en los que se considera que no ha brillado Cano.

Todo apunta a que se prejubilará y hará efectivo su fondo de pensiones, que ronda los 26 millones. Su blindaje también implica que recibirá -como renta vitalicia o en un solo pago- el 75% de la parte del salario que generaría pensión en el futuro.

Aunque técnicamente ha sido destituido por el consejo, es difícil no ver la mano de Francisco González en la decisión del cese. Los rumores sobre supuestas desavenencias entre González y Cano llenaban desde hace meses los tiempos muertos en los foros financieros de Madrid.

La crisis ha laminado el negocio bancario para todos, pero lo cierto es que el Bilbao Vizcaya Argentaria no ha conseguido acercarse en beneficios al Santander y la gestión del hasta ayer consejero delegado ha quedado seriamente en entredicho.

El fichaje en 2013 de José Manuel González-Páramo como consejero ejecutivo fue interpretado en el sector como una llamada de atención a Cano. En los últimos meses González-Páramo -consejero del Banco Central Europeo entre 2004 y 2012- se ha convertido en uno de los principales apoyos del presidente. Hasta el punto de que a mediados del año pasado ya se empezó a hablar en círculos financieros de que González-Páramo llevaba las riendas del día a día junto a un miembro del comité de dirección que iba ganando peso. Esa persona más o menos en la sombra era precisamente Carlos Torre Vila.

tono conciliador A pesar de lo repentino del cese, tanto Francisco González como Ángel Cano mostraron un tono conciliador en la comunicación remitida por el BBVA a media tarde de ayer. Para el presidente del banco, Cano ha sido “un gran consejero delegado durante unos años muy complejos”, sin embargo la entidad comienza “ahora” una nueva fase para avanzar en su objetivo de ser “el mejor banco universal de la era digital”.

Por su parte, el consejero delegado saliente reconoció que “han sido años difíciles e intensos”, pero destacó que BBVA está “en una magnífica posición” y considera que su sucesor es “la persona idónea para seguir impulsando el proceso de transformación”.

En idéntico tono, el nuevo consejero delegado afirmó que “la transformación” del banco es responsabilidad de todos los que forman parte de BBVA, ya que les permitirá “liderar la nueva industria bancaria y continuar con la historia de éxito de este gran grupo”.

Para hacerlo, el consejo también aprobó una nueva organización, que implica un cambio en la primera línea ejecutiva, así como la creación de nuevas áreas. La nueva estructura tiene el objetivo de impulsar de forma global el desarrollo de productos y servicios digitales, transformar el modelo de negocio de cada geografía para ofrecer las mejores soluciones a los clientes y acelerar el cambio cultural del grupo hacia una organización “más ágil y flexible”.