“No queremos las renovables en manos de unos pocos”
La cooperativa Energia Gara se abre paso , donde abastece a 500 hogares y ha celebrado su primera asamblea
La complejidad y el oscurantismo que rodea al recibo de la luz está llevando a cada vez más consumidores a buscar fórmulas alternativas y a dejar de lado a las grandes empresas eléctricas. Som Energia-Energia Gara es una de las dos principales cooperativas energéticas que operan en Euskadi donde, al igual que Goiener, se abre paso a buen ritmo gracias al boca a boca y a las redes sociales. Con una filosofía que va más allá de la apuesta por las energías renovables -“la mejor energía es la que no se consume”, recuerdan sus impulsores- Energia Gara-Euskadi acaba de celebrar su primera asamblea en la que se eligió al consejo territorial encargado de coordinar los distintos grupos locales y de hacer avanzar a la cooperativa en la CAV.
Dos de sus miembros, Álvaro Campos y Jon Terés, explican a este diario en qué consiste el proyecto antes de desplazarse a unas jornadas en Valencia, uno de los puntos del Estado donde Som-Energia está más asentada. Relatan que la cooperativa nació en Girona en el año 2010 y que pronto dio el salto a Navarra, donde ya hay numerosos grupos locales con experiencia que sirven de espejo a los socios del resto de Euskal Herria. Campos y Terés, profesores en las escuelas de Ingeniería de la UPV de Eibar y Bilbao, exponen que Som es una cooperativa sin ánimo de lucro basada en el suministro de energías renovables a los socios, pero subrayan que la hoja de ruta presenta un horizonte mucho más ambicioso.
“Intentamos crear una base social crítica para construir a largo plazo un nuevo modelo energético más distribuido y más participativo, basado en las energías renovables y en la eficiencia energética”, explican dos de los dirigentes de la sección territorial de Som Energia en la CAV, donde la cooperativa cuenta con unos 400 socios y presta sus servicios a medio millar de hogares -cada socio puede formalizar hasta cinco contratos-.
El reto es complejo y por ello Energia Gara-Euskadi da suma importancia a la pedagogía. “En nuestro modelo el consumidor no es un consumidor puro, como en una empresa eléctrica convencional. Es un socio que participa en la marcha de la cooperativa y que defiende otros valores que no son los beneficios. El beneficio es social y ecológico, no económico. Tratamos de cambiar ese chip entre los socios”, ilustra Campos.
La cooperativa intenta arrojar luz, nunca mejor dicho, a “la maraña” en la que se ha convertido el sector eléctrico, en el que hasta el recibo es indescifrable para el consumidor ordinario. “En los últimos años hay una gran preocupación entre la gente por la subida de precios y los escándalos que se han destapado en el sector.
negocio La gente se empieza a cansar de cómo funciona un negocio que es muy rentable para unos pocos pero en el que nosotros cada día pagamos más”, señala Campos, que recuerda la anulación de una subasta a finales del año pasado por parte del Gobierno español que fijaba una subida superior al 10%, una decisión que atribuye precisamente a la mayor concienciación de la ciudadanía.
“Intentamos acercar un mundo tan oscuro a la gente y convencerle de que se pueden hacer cosas para cambiar el modelo”. Desde el consejo de Energia Gara se combate la creencia de que las renovables son más caras. “Hay estudios que demuestran que las renovables bajan el precio de la electricidad. Ningún experto puede decir que las renovables son más caras por mucho que las empresas eléctricas lo repitan una y otra vez”, afirman los cooperativistas y lamentan que, al contrario de lo que ocurre en otros países, en el Estado se esté frenando el desarrollo de las renovables, algo que atribuyen a las grandes firmas del sector.
“Las renovables eran algo de lo que antes chupaban de manera exclusiva las grandes compañías, pero poco a poco han ido entrando particulares a producir, y entonces ya no les son tan rentables. Las eléctricas razonan así: si las renovables son mías sí, pero si entran los ciudadanos de a pie ya no son tan buenas”, dice Campos. “Nosotros luchamos contra eso, buscamos un modelo más participativo y democrático. No queremos las renovables en manos de unos pocos”, remacha.
“La patronal Unesa -Iberdrola, Endesa, Gas Natural Fenosa, EON y EDP- ha criticado mucho las subvenciones a las renovables pero no cuenta que más del 50% de esas subvenciones han ido a parar a su bolsillo”, añade el sestaoarra Jon Terés, profesor en la Escuela de Ingeniería de Bilbao. “Cuando las empresas se quejan de que se pagan muchos impuestos por la parte regulada, tampoco dicen que la distribución la gestionan ellas y, por tanto, eso es un dinero que va para ellas sin que se haya auditado cuánto cuesta realmente”.
Internet ayuda a coordinar los distintos grupos locales que se van creando, donde se toman las decisiones que mueven la cooperativa. “Los grupos locales, como el de Bilbao, surgen a partir de la inquietud de los socios, pueden ser uno o dos, que deciden impulsar las ideas de la cooperativa”, explica Terés.
Cada socio paga una cuota inicial y al mes la energía que consume, procedente de placas solares -“siempre en cubiertas de edificios, nunca de huertos solares para no infrautilizar el suelo”- y aerogeneradores. Solo una parte de esta energía procede directamente de las estructuras financiadas por los socios, ya que otra parte se contrata a pequeños productores. “Nos la ceden gratis porque este cambio de modelo que impulsamos les beneficia”, explican. La cooperativa pretende alcanzar la autosuficiencia a medio plazo, aunque la legislación dificulta sobremanera la instalación de nuevas estructuras, se quejan.
El transporte de la energía se realiza por la red general, pero la cooperativa se hace cargo de que llegue al sistema la misma cantidad de energía renovable que tienen contratada los socios. “La red es una bolsa común donde los que producen vierten y los que consumen cogen. Garantizamos que cada año entra la misma cantidad de energía renovable que vendemos a los socios”, explica Terés.
En relación al precio, señalan que la factura no es más abultada que la de una compañía convencional. “No es más caro, estamos en la media y en muchos casos sale más barato, aunque el atractivo no es el precio. Los atractivos de la cooperativa son otros, aunque sí es verdad que el precio no es una limitación”.
En este sentido, despejan dudas sobre la viabilidad de las renovables. “Mientras el gas natural sube, las placas solares han bajado un 80% en cinco años. La energía renovable va a ser cada vez más barata.
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