Síguenos en redes sociales:

Zara no quiere oír hablar de crisis

Zara no quiere oír hablar de crisis

no es época de rebajas pero ayer lo parecía en la nueva tienda de Zara en Donostia, un establecimiento de 2.800 metros cuadrados repartidos en cuatro plantas y que en su primer día de apertura estuvo a rebosar. La inauguración del mayor comercio de Inditex en el Estado y uno de los más grandes de los que dispone en el mundo generó una enorme expectación y fueron cientos las personas que se pasaron por la tienda y comprobaron que el grupo textil de Amancio Ortega no ha escatimado en gastos. La firma gallega ha invertido cerca de tres millones de euros en una tienda en la que van a trabajar 170 personas y que cuenta con una estética moderna, con grandes pantallas de televisión y espacios diáfanos y luminosos. Está claro que a Zara la crisis le suena a chino porque ampliar una tienda que ocupa la mitad del edificio de San Martín en el centro de la capital con el metro cuadrado más caro del Estado, está al alcance de muy pocos.

La directora de la tienda, Coro Olasagasti, y el gestor de zona en Euskadi, Juan Trancho, mostraban su "satisfacción" por el éxito en la apertura. "Esperamos cubrir las expectativas de los clientes de aquí y de Francia", señalaban en referencia al público objetivo que Zara espera captar en la nueva tienda, tanto a uno como al otro lado del Bidasoa. Los representantes de la marca española actualmente más internacionalizada explicaban que las dos últimas semanas habían sido frenéticas, ultimando la preparación del establecimiento y procurando que todo estuviera perfecto. La empresa ha absorbido en este establecimiento los metros cuadrados de los locales situados en la planta baja de San Martín -Oysho y Bershka-, que también pertenecen a Inditex, además del comercio The Body Shop y el gimnasio que existía en la parte superior del edificio.

"Teníamos mono"

Zara no ofreció ninguna oferta con motivo de la inauguración; no le hizo falta. Los clientes -en su inmensa mayoría mujeres- se agolparon desde que las puertas se abrieron a las 10.00 horas y las colas en las cajas fueron la tónica de la jornada. "Teníamos mono de Zara después de tantos meses esperando", comentaban Cristina y Blanca, dos jóvenes -madrileña y riojana- que trabajan en Donostia y se habían acercado el primer día "por si había ofertas" en la renovada tienda para adquirir ropa de verano. Salían por el acceso principal con "sandalias, pantalones, camisetas y una americana y destacaban lo "bien organizado que está todo".

También Ana sabía que Zara abría ayer su reformado local y había acudido a él para comprar un regalo y "algo para mí" y, en cierto sentido, se arrepentía de haber elegido la jornada inaugural, que calificó de "día de la tortura" por la gran cantidad de personas que pululaban por la tienda. Esta donostiarra tiene claro que su elección por Zara se basa en lo que considera una "óptima relación entre calidad y precio", una de las razones por las que la marca de Inditex está logrando éxito en todo el mundo.

La anterior tienda de San Martín, con un tamaño sensiblemente inferior, es la que ha tenido hasta ahora un mejor comportamiento desde el punto de vista de las ventas en todo el Estado desde su apertura hace casi una década. Es por ello que el grupo gallego ha apostado por este emplazamiento, en el que ha aplicado el mismo modelo que su gran tienda de Nueva York y con el que quiere seguir captando clientela francesa. Mientras pasa unos días en Cap Breton, donde residen sus padres, Nadeg, una joven madre de Tolouse aprovechó ayer para disfrutar de la capital guipuzcoana y hacer unas compras. Paseando por la tienda con su cochecito de bebé, buscaba una chaqueta que había visto en la página de Zara en Internet y tenía intención de adquirirla en Donostia, "más barata que en Francia".

"Estoy muy contento"

La plantilla de la renovada tienda está formada por antiguos trabajadores de Zara pertenecientes a otros establecimientos de la ciudad y por nuevas incorporaciones, como es el caso de Gonzalo, un donostiarra de 21 años que estaba en el paro después de haber estudiado Magisterio. "No me imaginaba que iba a trabajar en Zara; estoy muy contento", señalaba. De momento tiene contrato para seis meses pero confía en poder continuar en el comercio. También mostraba su satisfacción Marta, irundarra de 20 años que, tras haberse formado como esteticista, comenzó a trabajar en Zara hace un mes, en la tienda de la calle Fuenterrabía de la capital guipuzcoana. "Ahora es diferente; hay muchísima más gente en este establecimiento", constataba mientras doblaba algunas prendas.

La firma de ropa ha contratado a numerosos jóvenes para cubrir determinados turnos, como el de fin de semana (viernes y sábado). Es el caso de Nico, donostiarra de 21 años que estudia en Bilbao segundo curso del grado de Biotecnología. Al igual que Marta, entró hace un mes en Zara en la tienda casi vecina "para conseguir un dinerillo" al mismo tiempo que sigue yendo a la Universidad. El horario que tiene -seis horas y media los viernes y cinco horas y media los sábados- le permite compaginar estudio y trabajo. Mientras hablaba, Nico seguía recogiendo la ropa que el aluvión de clientes durante la apertura de la tienda ojeaban y desdoblaban, configurando una imagen que llevaba a pensar que la crisis había pasado de largo, al menos por un día.