Los bancos españoles cobran las mayores comisiones en la UE por abrir una cuenta
Solo Italia supera al estado en el montante de la tasa de mantenimiento La CE propone una nueva legislación que elimina trabas para abrir cuentas
¿Es posible vivir hoy en día sin disponer de una cuenta bancaria? ¿Cómo recibir un salario, utilizar un cajero automático o abonar la factura del gas, del teléfono o la electricidad sin disponer de una cuenta básica en una entidad financiera? La pregunta puede resultar obvia pero lo cierto es que unos 59 millones de ciudadanos europeos no tienen en la actualidad ninguna, -aunque a la mitad de ellos les gustaría-, mientras que a 2,5 millones de personas en Europa el banco les ha denegado la solicitud bien porque en el país en el que viven son considerados insolventes, bien porque son estudiantes.
Una situación que ha colmado la paciencia de Bruselas que esta semana presentaba una nueva propuesta de directiva que eliminará trabas para la apertura de cuentas y permitirá comparar las comisiones que las entidades cobran a sus clientes.
"La situación es inaceptable y debe cambiar. Hemos dado una oportunidad a la autorregulación. Animamos a los Estados miembros a reaccionar. Un total de once países han avanzado en materia de cuentas básicas, como Francia o Italia recientemente, pero no los Veintisiete. El resultado y el compromiso de los Estados ha sido decepcionante", se lamentaba el comisario de Mercado Interior, Michel Barnier, que con la propuesta presentada el pasado miércoles suma ya 28 leyes de regulación financiera presentadas desde que estallara la crisis.
La propuesta, que antes de convertirse en ley tendrá que ser negociada con la Eurocámara y los gobiernos europeos, garantiza el derecho de todos los clientes europeos a abrir una cuenta corriente básica en cualquier banco de la UE, independientemente de sus ingresos y aunque no sea residente en el país donde opera la entidad. Además, el banco no podrá apoyarse en su situación financiera como motivo para negar la apertura de la cuenta y tendrá que incluir en el servicio una tarjeta que le permita retirar dinero del cajero y comprar bienes y servicios tanto en tienda como en internet.
Estas cuentas básicas no permitirán ni descubiertos ni ofrecerán facilidades de crédito, aunque Bruselas deja en manos de los gobiernos el decidir si serán gratuitas o estarán sujetas a una comisión "razonable". Los gobiernos también tendrán que garantizar que al menos una entidad financiera ofrece en el territorio una cuenta de este tipo.
El proyecto también incluye un procedimiento más rápido y sencillo para que los clientes que quieran cambiar su cuenta de pago a otra entidad puedan hacerlo, incluso a otro país. El cliente solo tendría que comunicar su decisión al banco con el que quiere operar -como ocurre con las compañías de telefonía móvil- y será la nueva entidad la encargada de migrar sus órdenes de pago periódicas, desde la nómina, hasta las domiciliaciones y pagos. Este cambio se tendrá que realizar en un plazo máximo de 15 días, -30 si es a otro país-, y el servicio será gratuito. Según Bruselas, los ciudadanos tendrán así mejores ofertas y el sector se beneficiará de una mayor movilidad de clientes. "Se trata de que sea fácil cambiar lo que no ocurre en la actualidad. La transferencia de órdenes permanentes de un banco a otro funciona raramente y eso desanima", explicaba Barnier.
200 EUROS DE COMISIÓN ANUAL Además, para facilitar la transparencia y garantizar que la información llega al consumidor, las entidades tendrán que facilitar un documento que informe sobre las comisiones y en el que enumeren los servicios más prestados habitualmente con el coste de cada uno de ellos, una declaración de las comisiones cobradas durante el último año y previa solicitud un glosario con los términos utilizados en relación con las cuentas. Barnier también exige a cada Estado miembros que haya al menos un sitio web independiente en el que se recoja la información sobre las comisiones.
La realidad demuestra que de un país de la UE a otro los costes se pueden llegar a multiplicar hasta por cuatro y cinco. De hecho, pese a los miles de millones de euros públicos inyectados en el sistema bancario español en el último año -unos 42.000 millones- Bruselas sitúa a España como el segundo país de la UE con unas comisiones bancarias más elevadas, con una factura anual cercana a los 200 euros frente a los más de 100 euros de media de los Veintisiete. Solo en Italia, con 244 euros, es más caro mantener una cuenta corriente frente a precios que no llegan a los 50 euros en Holanda y Luxemburgo y rozan esa cifra en Bélgica, Dinamarca, Portugal, Suecia o Lituania. Según un estudio realizado en 2009 los costes oscilan entre los 41,1 euros y los 243,6. Las estadísticas de Bruselas también constatan que el número de consumidores sin una cuenta corriente a su nombre varía entre el 55% de Rumanía al 0% en Dinamarca, Finlandia y el 1% de Holanda y Suecia, y el 2% de Alemania. En el caso de España, solo el 7% de los ciudadanos no tienen una cuenta.
Pese a los resultados que espera obtener el legislador comunitario al sector no le ha sentado bien la idea. La Federación Bancaria Europea (FBE) considera "preocupante" el proyecto de directiva, cuestiona el valor añadido que, según la Comisión Europea, aportará y advierte de los costes injustificados que acarreará.
"La Federación apoya la idea de conceder a nivel doméstico acceso a una cuenta de pago básica, a un coste razonable pero no gratuito, porque el coste debe ser asumido por alguien. Pero no está claro que a los consumidores que no están considerados financieramente excluidos se les deba conceder el derecho a una cuenta de este tipo cuando pueden acceder a una cuenta normal", advertía el director ejecutivo de la FBE, Guido Ravoet.
En el caso concreto del Estado español la reducciones de los ingresos por parte de las entidades financieras y los créditos fallidos están recortando la rentabilidad del sector financiero.
Pero los bancos tratan de mantener sus niveles de beneficios compensando sus menores márgenes a través del incremento de las comisiones, como lo confirma el Banco de España al analizar las tarifas de algunas de las operaciones bancarias más habituales. De hecho, durante 2012, la banca española ingresó poco más de 14.600 millones de euros en concepto de comisiones, lo que supone un repunte de un 3,6% respecto al año anterior.
Según un estudio elaborado por la asociación de usuarios de bancos, cajas y seguros (Adicae) denominado Análisis de las comisiones en tiempos de crisis. Periodo 2007-2012, durante estos últimos años desde el estallido de la crisis algunas entidades financieras han elevado hasta un 185% el precio que cobran a sus clientes por la prestación de servicios tales como el mantenimiento y administración de cuentas y tarjetas de débito y crédito, la extracción de dinero en efectivo en cajeros automáticos o el estudio y apertura de los créditos hipotecarios, el envío mediante transferencia de dinero, en resumen las operaciones más corrientes que efectúa un usuario de servicios bancarios.
El resultado, según el citado estudio, es que en estos seis últimos años de crisis mientras que IPC ha aumentado un 11,3%, las comisiones bancarias que pagan los usuarios han subido de media un 46,88%.
Más en Economía
-
España logra 42 millones de fondos UE para carreteras, con un proyecto en Gipuzkoa
-
La cara oculta del gigante chino Shein: los verdaderos costes de la ropa barata
-
Las cotizaciones crecen en mayor proporción que los salarios en Euskadi
-
“Sin activismo y decisión política, el euskera corre un riesgo muy importante”