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Bengoa: Al servicio de la clase trabajadora

El jesuita guipuzcoano ha sido el principal ideólogo del sindicato mayoritario vasco ELA

Bengoa: Al servicio de la clase trabajadoraJose Mari Martínez

donostia

EL movimiento sindical vasco tenía una deuda pendiente con una de esas personas cuya trayectoria vital ha estado unida indisociablemente a la recomposición -tras el destrozo generado por la Guerra Civil española de 1936-39 y el posterior exilio de buena parte de los militantes obreros nacionalistas que habían logrado sobrevivir a la misma-, despegue y consolidación como primer sindicato de Euskadi, de ELA-STV. Se trata de Valentín Bengoa, un jesuita guipuzcoano que ha ejercido -alejado de los focos de la primera línea sindical-, un papel primordial en ELA y en su evolución ideológica. Evolución que le ha hecho pasar en sus cien años de historia de ser una organización obrera interclasista, católica y cercana al PNV, a configurar un sindicato vasco de clase, laico, de contrapoder y autónomo respecto a las organizaciones políticas.

Esta semana con motivo de la celebración del XIII Congreso Confederal de ELA, la organización sindical dedicó un sentido homenaje a Valentín Bengoa (Aretxabaleta, 1923). El sindicato ELA actual no se entendería sin su aportación en la evolución y afianzamiento del sindicato desde la clandestinidad en los tiempos del franquismo.

Desde las escuelas sociales surgidas al calor de la Iglesia católica del valle del Urola, Valentín Bengoa formó, alentó y apoyó a un grupo de jóvenes vascos comprometidos con la justicia social, con los trabajadores y con Euskadi que controlaron la organización de ELA que surgió a la luz pública en 1976 con personas como Alfonso Etxeberria, Tasio, el que fuera secretario general de ELA hasta el golpe de estado interno de 1988, que situó al entonces responsable de prensa, José Elorrieta, un economista vizcaino de la Comercial de Deusto, al frente del sindicato para abrirse definitivamente a la sociedad rompiendo con los clichés de la clandestinidad.

La operación permitió a ELA liderar el movimiento sindical vasco -en la actualidad controla más del 35% de los delegados sindicales en la CAV y Navarra-, y ello no hubiese sido posible sin la labor constante y discreta de Valentín Bengoa, el ideólogo del sindicato, y que a los casi 90 años de edad se muestra, como siempre, reticente a salir a la palestra pero su trayectoria en ELA no puede soslayar que era hijo de un militante de Solidaridad de Trabajadores Vascos (STV) de antes de la Guerra Civil. Su aita llegó a ser tesorero del sindicato en Aretxabaleta.

Como tantos otros hijos de la Euskadi de aquella época fue llamado a filas por la Compañía de Jesús. El ejemplo de San Ignacio de Loyola y sus valores de disciplina, organización y cultura, le motivaron y le ayudaron a la hora de formar su pensamiento. Sin el poso ideológico católico y el sacerdocio es difícil de entender su historial de servicio a los trabajadores y a los más desfavorecidos de la sociedad. Enviado a Nicaragua como misionero, allí el descubrimiento de la pobreza extrema y las enormes desigualdades le marcaron hasta tal punto que además de ser una base de su evolución ideológica posterior, dicho país se quedó en su corazón. En el país latinoamericano compartió aula, entre otros, con Fernando Cardenal, el que fuera ministro de Educación en el gobierno sandinista nicaragüense a finales de los años 80 y uno de los más destacados seguidores de la Teología de la Liberación en la Iglesia Católica.

Tras conocer la pobreza en Latinoamérica, Bengoa pasó por el Marruecos colonial, un país a un paso de conseguir la independencia de España y Francia. Todo ello incidió en su pensamiento y tras la vuelta a Euskadi instalado en Azpeitia a finales de los 50, inició su labor social entre los jóvenes del valle del Urola.

Eran los años de la industrialización de Euskadi y la creación de acerías como las de Marcial Ucín y Aforasa. Con miles de trabajadores en unas fábricas en pleno crecimiento en una España autárquica en desarrollo, Bengoa se encontró con una juventud vasca muy comprometida socialmente -el yugo de la dictadura franquista ayudaba-, y obrerista, y empezó con un apostolado social, al principio bajo la sombra de la iglesia católica y luego en solitario.

A principios de los años 60, Valentín Bengoa era profesor en la Escuela Profesional de Azkoitia y allí fue configurando un grupo humano que posteriormente fue clave en el devenir de ELA. Dicho grupo formado en torno a Bengoa, Beltza, estaba dirigido por Alfonso Etxeberria, Tasio, el que fuera primer secretario general de ELA-STV con la recuperación de la democracia.

Esos jóvenes del interior, que mantenían una postura distinta a los depositarios en el exilio de las siglas de ELA, reivindicaban, junto con otras grupos, la herencia del histórico sindicato vasco. Y pasaron a organizarse en lo que se denominó ELA-Berri a mediados de los 60.

En dicho grupo cuaja una ideología anticolonialista, socialista, a favor del euskera y con una conciencia nacional inseparable de la social de clase, y en el que se impone la tesis de Valentín Bengoa de configurar una organización estrictamente sindical, autónoma y alejada de la correa de transmisión en la que se habían convertido sindicatos como UGT, del PSOE, y CCOO, del PCE. Ello supone en 1969 la salida de aquel embrión de ELA en el interior, de los partidarios de convertirse en una organización política a través del Movimiento Socialista de Euskadi (MSE). Sin los eladios, seguidores de las tesis de Kepa Anabitarte, las ideas preconizadas por Bengoa y el grupo de jóvenes organizados entre los que se encontraban Alfonso Etxeberria, José Antonio Cestona y José Mari Aranbarri se acercaron a la ELA de Biarritz a través de Manu Robles y José Miguel Leunda y sentaron las bases de la reaparición de ELA en el III congreso de 1976.

el papel actual del sindicalismo

"Más necesario que nunca"

Las ideas de Bengoa se oficializan y se aprueban los nuevos principios y estatutos del sindicato, que desde ese momento se convirtieron en sus señas de identidad: sindicato nacional vasco y de clase, independiente respecto de los partidos políticos, abierto a todos los trabajadores de Euskal Herria, autónomo desde el punto de vista económico (financiación a través de las cuotas de afiliados), basado en la incompatibilidad de cargos, de carácter confederal, dotado de una caja de resistencia, impulsor de la solidaridad internacional y contrario a la violencia.

Valentín Bengoa ha formado parte durante años parte del núcleo duro de ELA pues ha sido en gran medida el ideólogo en la sombra del sindicato. Capaz de leer todo lo que caía en sus manos, desde todos los diarios hasta las prestigiosas revistas francesas de temas económico-sociales como La Revue de l'Ires, no era difícil verle con Elorrieta, Cestona, Kortabarria o Aranbarri comiendo de menú de día en restaurantes cercanas a las sedes del sindicato.

Su discreción ante la prensa ha sido proverbial. Algo chocante en una persona que trabajaba para la revista del sindicato, que leía todo y que estaba pendiente de la radio todo el día hasta el punto que varios de los compañeros de la Ejecutiva de ELA se enteraron por su persona del intento del golpe de estado del 23-F y que, por si fuera poco, es un extraordinario y ameno conversador. Bengoa ha tenido siempre alergia a expresar sus puntos de vista en los medios de comunicación.

Pese a ello, con motivo del homenaje del sindicato ELA por su amplia trayectoria, Bengoa manifestó su opinión sobre el rol del sindicalismo en medio de la crisis. Para Bengoa, la recesión económica actual y la reforma laboral del Estado español hace que "el sindicalismo sea más necesario que nunca". El jesuita guipuzcoano considera que el capital y quienes le apoyan "se han propuesto como objetivo terminar con el sindicalismo pero por ello creo más que nunca que es imprescindible".

Bengoa resalta que en esta coyuntura "ha aparecido claramente cuál es la verdadera entraña del sistema capitalista, un sistema sin corazón y enemigo de la clase trabajadora". Fiel a sus principios, el veterano militante es consciente de que el movimiento sindical tendrá que adaptarse a la nueva realidad social y económica pero sin renunciar a sus principios. "Habrá que hacer todas las adaptaciones necesarias porque ha cambiado la sociedad y el mundo del trabajo pero los trabajadores necesitarán más que nunca al sindicato. Porque el capitalismo está mostrando su verdadera cara, y el sindicato siempre ha sido una organización de la clase trabajadora, de resistencia contra el capital".

Valentín Bengoa reconoce que para los trabajadores hoy "no hay una alternativa política electoral. Por distintas razones y la primera porque en Europa el sindicalismo se ha adaptado, no a las necesidades de la clase trabajadora en sociedad, sino aceptando unas cuantas concesiones que el capitalismo ha hecho, por ejemplo, en materia del estado de bienestar que, por cierto, ahora están recortando". Bengoa cree que será necesario revisar el estado de bienestar pero "desde el punto de vista de los trabajadores, no desde la visión del capital. Hay que luchar porque sea posible lo que históricamente a veces es imposible".