Los electrodomésticos son unos aparatos extremadamente útiles en el hogar porque simplifican y agilizan mucho las tareas cotidianas, mejorando la calidad de vida y ahorrando mucho tiempo y esfuerzo a la persona que lo usa.

Hacen que las labores del hogar sean mucho más eficientes y liberan a las personas para que puedan hacer otras actividades más productivas o recreativas.

Sin embargo, esos fieles compañeros de fatigas no son eternos, tienen una vida finita y tarde o temprano empezarán a presentar algún que otro achaque. En ese momento, y si las averías se vuelven constantes, nos asalta una duda: qué es mejor, ¿reparar un electrodoméstico averiado o comprar uno nuevo?  

Una pareja recibe asesoramiento del dependiente de una tienda de electrodomésticos.

Vida útil

A la hora de decidir si arreglar el electrodoméstico o reemplazarlo por otro debemos tener en cuenta algunos aspectos y uno de ellos es la edad del aparato. Cada uno tiene una vida útil media y si se encuentra cerca del final de ese periodo, lo más conveniente puede ser reemplazarlo.

La vida útil varía de unos electrodomésticos a otros: la lavadora dura entre 10 y 15 años; el frigorífico, entre 10 y 20 años; el lavaplatos, entre 10 y 12 años; la secadora, entre 8 y 10 años; la vitrocerámica, entre 12 y 15 años; el microondas, entre 8 y 10 años, y el horno, entre 13 y 16 años. 

Tipo de avería

Otro aspecto a tener en cuenta es el tipo de avería que presente el aparato. Si la reparación es pequeña (como cambiar una pieza barata) y el aparato está en buen estado, repararlo puede ser una buena opción. 

Si por el contrario el electrodoméstico ha necesitado ya varias reparaciones, con los inconvenientes que supone quedarse sin él, o la avería es gorda, comprar uno nuevo puede ser más rentable a largo plazo. En este caso es importante contemplar la regla del 50%, es decir, si el coste de la reparación es superior al 50% del valor de un electrodoméstico nuevo, generalmente es mejor reemplazarlo por otro.

Cuarto de la lavadora con el electrodoméstico funcionando.

Eficiencia y piezas

Al precio que está la luz, otro aspecto que debemos valorar es la eficiencia energética del electrodoméstico. Por lo general, mientras los aparatos más antiguos consumen más energía, los modelos nuevos son más eficientes, lo que puede reducir las facturas de la luz y compensar a largo plazo la inversión que hacemos al comprar otro aparato.

Un problema que puede surgir si se decide reparar un electrodoméstico antiguo es la dificultad de encontrar piezas de repuesto o que estas sean muy caras. De esta forma, puede resultar complicado y costoso seguir manteniendo dicho aparato en funcionamiento. En estos casos, reemplazarlo sería la mejor opción.

Hablando también de aparatos antiguos, estos pueden carecer de algunas de las funciones que presentan otros más modernos, como la conectividad inteligente, programas más eficientes o mejoras en la seguridad. Si estas características son importantes para el consumidor, cambiarlo por uno nuevo puede ofrecer beneficios adicionales.

En el caso de que el electrodoméstico aún esté en garantía y la reparación pueda ser cubierta total o parcialmente por el fabricante, probablemente lo más rentable sea repararlo

Imprescindible

A la hora de tomar una decisión, también va a pesar lo imprescindible que sea el electrodoméstico para el día a día. Si es esencial para la rutina diaria y la reparación va a tardar mucho tiempo, es probable que la balanza se incline hacia el lado de comprar uno nuevo.

Así, a la pregunta de ¿qué es mejor: reparar o reemplazar un electrodoméstico? responderemos que conviene repararlo si el electrodoméstico es relativamente nuevo, la reparación es económica y aún es eficiente, y reemplazarlo si el aparato es viejo y poco eficiente, la reparación es costosa o da problemas de forma recurrente.

Tener en cuenta estos factores te ayudará a tomar la decisión más económica, práctica y acertada para tu hogar.