Hace diez años echó a andar en Donostia el programa Urretxindorra, un proyecto que, a grandes líneas, propicia que las y los mentores, estudiantes universitarios o de grado superior, ayuden a los mentorados, niños y niñas migrantes de entre 10 y 14 años, “para facilitar su bienestar personal, emocional y social gracias a potenciar la autoestima, el desarrollo de habilidades personales y relaciones, la vivencia de nuevas experiencias y el conocimiento de los nuevos espacios locales en los que viven”.

En Donostia es SOS Racismo la entidad que se encarga del desarrollo de este programa. 

¿ Quienes son los menores que toman parte en esta iniciativa? Lo explica Karlos Ordóñez, de SOS Racismo. “Son chavales y chavalas que han venido con sus familias o después de ellas. Porque en muchos casos se adelantan las madres y años después traen a sus hijos e hijas”.

“Son situaciones bastante delicadas porque tras estar años al cuidado de otros familiares llegan donde está su ama y a un contexto muy diferente”, señala Ordóñez, que habla del “duelo migratorio”.

"Es indispensable que tanto la persona mentora como la mentorada participen de forma voluntaria"

Karlos Ordóñez - SOS Racismo

“Son chavales que cuando empiezan a descubrir el mundo los arrancan de donde están y los traen a otro sitio. Además, en este país donde el euskera es un idioma vehicular, la cosa es más compleja”, añade.

De ahí que en ocasiones les cueste un tiempo hacerse con un entorno de amigos o compañeros.

Los centros escolares y el Ayuntamiento, a través de los servicios sociales, son los que envían las propuestas de los niños y niñas que podrían participar en el programa.

“Una cuestión indispensable es que, lo mismo que la opción de ser mentor o mentora es voluntaria, también los niños y niñas tienen que venir porque quieren”, subraya Ordóñez.

Para asegurarse de que eso es así, los responsables de la iniciativa se reúnen con los menores y sus familias para confirmar que “el niño quiere venir y que entiende lo que va a ser. Si es algo obligatorio, no tiene ningún sentido”.

Después, llega “un trabajo muy minucioso de asignación. Quién con quién”.

Criterios de asignación

¿Con qué criterios? “Algunos son muy elementales, como considerar qué día tienen libre tanto el uno como el otro”. Además, hay que considerar la proximidad geográfica y “los gustos, las aficiones y los intereses”.

“También tomamos en cuenta el carácter de cada cual. Pero una vez las dos partes quieren, todo se pone a favor”, destaca Ordóñez.

“Hasta ahora hemos acertado siempre. Es verdad que en alguna ocasión hemos visto que había una relación que de tenía que acabar antes de tiempo por una razón muy sencilla, que puede parecer un fracaso pero es un éxito. Y es que al niño o la niña igual le llega un momento en el que le apetece estar con sus amigos más que con su mentora. Quiere decir que ya tiene amigos y una relación normalizada”, apunta.

Porque es eso precisamente lo que busca Urrentxindorra, que los niños y niñas “tengan relaciones normalizadas, que sean como los demás”, trabajando para ello en “la autoestima y el bienestar psicosocial de los críos” que viven una etapa vital de por sí compleja, la adolescencia y preadolescencia.

Hay estudios realizados en torno a la mentoría social que determinan que “algunas situaciones de riesgo son menores entre quienes han pasado por esta mentoría ”, incluso mejoran los índices de fracaso escolar. 

Hasta ahora, por este programa que se desarrolla fundamentalmente en Donostia han pasado más de 350 niños y niñas y otras tantas personas voluntarias jóvenes.

“Hemos tenido el caso de una niña que pasó por este programa como mentorada y que ha sido mentora años más tarde”, añade Ordóñez.

“Hay casos que rompen muchos esquemas. Por ejemplo, una mentora originaria de Mali y que habla perfectamente euskera, estuvo con una niña que guardaba cierto resquemor con este idioma. Este chica de Mali le ayudó mucho”, asegura.

Es éste, afirma Ordóñez, “uno de los voluntariados más exigentes, porque requiere un compromiso, una implicación y una formación. Formamos a todas las personas mentoras y completamos la formación a lo largo del curso”.

Grupo de jóvenes que toman parte en el programa Urretxindorrak N.G.

Y es que no puede haber espacio para la deserción, porque si el mentor lo deja el daño al mentorado puede ser grande. “Animamos a no participar si no lo tienes claro o tienes demasiadas actividades. Y lo entienden. Por parte de los mentores no hemos tenido este problema nunca”.

En los momentos que comparten “no hay un programa de actividades establecido”. “Sí ofrecemos cosas, porque hay entidades que colaboran con nosotros, como la Fundación Real Sociedad, el GBC de baloncesto, el Aquarium, la Fundación Cristina Enea, etc. Ofrecemos opciones, pero no es obligatorio”, informa.

Lo que sí lo es es que el mentor y el niño o la niña se encuentren una vez a la semana y que las personas que actúan como mentoras cuenten “cómo va la relación”.

“Hay una encuesta semanal que tienen que completar los mentores. Son cosas básicas, porque hay una relación de confianza. No nos tienen que contar lo que hablan, a no ser que se encuentren con alguna situación grave”, añade.

Pero “tampoco se puede generar dependencia”. “El programa se desarrolla en el curso escolar. Si termina no quiere decir que no nos vayamos a ver más. Pero si acaba y ya no vuelven es porque no lo necesitan. Ese duelo de despedida lo convertimos en una buena noticia”, especifica.

¿Y si la situación del menor no mejora? Si al año siguiente “el niño y la familia quieren que siga miramos dos cosas: si lo necesita o si ha estado tan a gusto que quiere seguir. Si ocurre este segundo supuesto le explicamos a la familia que no lo necesita, que tiene que buscar esos referentes en su vida. Si sigue necesitándolo repetimos, pero normalmente no con el mismo mentor”, afirma.

Un recuerdo

Para de algún modo celebrar estos primeros 10 años de existencia, a SOS Racismo, además de editar un vídeo, le gustaría pintar un grafiti con las personas que están participando este año en el programa Urretxindorra. “Va a ser una cosa bonita y ya tenemos a la persona que lo va a dirigir”, afirma.

“Hemos contactado con el Ayuntamiento, que está mirando qué pared nos deja”, apunta Ordoñez.