Desde que Koisi Hostel abrió sus puertas en el número 38 del Paseo de Hériz, han sido numerosas las muestras de protesta que el vecindario ha expresado por el ruido generado por las personas alojadas en el establecimiento.

Recientemente, el grupo municipal de EH Bildu anunció su intención de presentar en la Comisión de Desarrollo y Planificación del Territorio una pregunta a la delegada de Urbanismo Sostenible, Nekane Arzallus, para conocer los motivos por los que se mantenían un elemento de cerramiento y una barra de hostelería en la terraza.

Arzallus ha respondido que no es cierto que el establecimiento hostelero disponga de una barra en la que se dispensen bebidas en la terraza.

Respecto al cerramiento, ha explicado que efectivamente en su momento Koisi Hostel colocó dicho elemento. Al constatar que así era, y tras efectuarse el oportuno reconocimiento desde el área de Urbanismo, se procedió a fijar una sanción económica, además de dar la orden para su retirada.

Terraza de uso privativo

Respecto a los servicios de bar, en la comisión se ha dejado claro que no existe ni barra de bar ni ningún otro uso de hostelería para la terraza que, ha explicado Arzallus, es “como cualquier otra privada de uso privado”. Cuenta con mesas y sillas para que las personas que se alojan en el hostel las puedan utilizar, pero en ningún caso se sirven bebidas.

El problema puede radicar, y según algunos vecinos eso es lo que sucede, del hecho de que las personas alojadas, en su mayor parte muy jóvenes, adquieran bebidas en otros lugares y las consuman en la terraza.

El establecimiento fue expedientado y multado en 2018 por instalar un cerramiento sin permiso en la terraza que tuvo que retirar

La Guardia Municipal, indican desde el Consistorio, ha acudido cuando así se le ha demandado para realizar las inspecciones necesarias.

Así, han sido cuatro los informes emitidos entre 2022 y 2023. En concreto, solo en uno se detectó a seis personas consumiendo bebidas en la citada terraza. La responsable del establecimiento, señaló Arzallus, les conminó a abandonar la misma.

Antes, en junio de 2017, con motivo de una denuncia vecinal se llevó a cabo una medición en la que sí se determinó que el ruido sobrepasaba los 60 decibelios en horario diurno.

El resto de las inspecciones efectuadas dieron resultado negativo. Por ejemplo, en lo que se refiere a la terraza un procedimiento iniciado en 2017, que se resolvió en 2019, dictó que no existe “impedimento alguno para la utilización de esta terraza de forma equiparable a la que puede hacer un particular en su terraza”.

A fecha de 4 de abril de 2023, respondiendo a otra denuncia, la UCOM, Unidad de Control de las Ordenanzas Municipales, acudió al local, sin que se constatara ninguna otra vulneración de las ordenanzas.

Con posterioridad, el 4 de octubre del mismo año, se cursó otra denuncia que el Ararteko registró en el Ayuntamiento el día 20 del mismo mes, sin que se observaran irregularidades.

El Departamento de Medio Ambiente, por su parte, emitió el 25 de octubre un informe en el que se indica que de las cuatro mediciones efectuadas solo una, la de 2017, dio resultados positivos. 

Molestias al vecindario

Más allá del incumplimiento o no de las normativas, ocurre –así lo señalan los vecinos– que en el establecimiento se alojan grupos muy numerosos, que en muchas ocasiones acceden al establecimiento de madrugada “montando follón”.

“Vienen con las bebidas y se ponen en la terraza a cualquier hora,” lamenta otro vecino de la zona.