La gasolinera Larramendi, de la avenida de Navarra de Donostia, muestra desde el pasado mes de septiembre una zona andamiada, a consecuencia del desprendimiento de una losa de la marquesina, que es necesario reparar. Pero lo que, en un principio, parecía requerir una intervención más sencilla se ha revelado como un daño más complicado de arreglar porque se ha detectado que la amplia visera del edificio presenta un “colapso estructural provocado por el fallo de una viga invertida, que está totalmente partida a mitad de altura”, según informes del departamento de Urbanismo del Ayuntamiento de Donostia.

"En vista de la gravedad de la patología descubierta y teniendo en cuenta el uso público de esta parcela se considera procedente recalcar que se debe ampliar el estudio a la totalidad de la cubierta del hormigón", añade el Consistorio.

Por ello, aunque en un principio el Ayuntamiento dio dos meses a los propietarios de la gasolinera para su reparación, en noviembre prorrogó otros seis meses el plazo, hasta mayo, con el fin de que puedan presentar un proyecto más completo de reparación, que tenga en cuenta no solo el arreglo en sí sino su compatibilidad con las condiciones de protección del patrimonio que exigen las instituciones.

Edificio catalogado

De hecho, aunque para muchos la estación de servicio de Larramendi pueda parecer una gasolinera más, la realidad es que se trata de un edificio catalogado con el grado D del Plan de Protección del Patrimonio Urbanístico Construido (Peppuc).

Esta estación de servicio de la avenida de Navarra fue proyectada por el arquitecto Ramón Cortázar en 1933, promovida por Ignacio Larramendi. Forma parte del Movimiento Moderno en la arquitectura racionalista, al que pertenecían también el portaviones del muelle o el Náutico, entre otras construcciones.

Cortázar, que también fue el autor de la cercana iglesia del Corazón de María, de estilo neobarroco, totalmente diferente, diseñó para la gasolinera una gran losa volada de hormigón sujeta por pilares cilíndricos. La simplicidad de las líneas, un barandado tubular y ojos de buey, así como la tipografía de las letras, dan fe de la pertenencia del edificio al estilo racionalista, según los entendidos.

Un hombre pasa junto a la zona de la marquesina que se encuentra sujeta por andamios, para evitar peligros hasta su reparación. Iker Azurmendi

El proyecto que se tiene que presentar en mayo, para arreglar el desperfecto, deberá analizar previamente la totalidad de la marquesina para conocer cuál es su estado de conservación. Además, debe contemplar la eliminación de la grieta de unos 20 centímetros en la visera, “que ha causado el descenso de las vigas tirante”.

Materiales

A causa del nivel de protección del edificio industrial, se deberá mantener el material material con el que está realizada la estructura “por entender que dicho material y la forma resultante son inseparables y dotan al edificio de esa imagen característica por la cual se le otorga el valor patrimonial correspondiente”, indica el Consistorio.

Además, la Diputación rechaza el derribo de toda la marquesina y su posterior reconstrucción, como podría autorizar en otro tipo de edificación. “No es posible autorizar el derribo total ni parcial de esta edificación, por lo que las actuaciones de reparación, en caso de que deban incluir la sustitución de los elementos dañados, deberán plantearse con la mínima afección al material actual”, indica la institución responsable de la protección patrimonial. 

Además, obliga a reponer los elementos dañados que tengan que ser eliminados “con similares características formales y materiales al resto del conjunto del edificio, siempre de acuerdo al resto de normas de obligado cumplimiento”.

Gasolinera Larramendi, construida en 1933, en estilo racionalista Iker Azurmendi