Hay un visitante procedente del sudeste asiático que ninguna ciudad quiere recibir. Es el mosquito tigre, Aedes albopictus, una especie invasora que supone un importante riesgo para la biodiversidad.

Parkea Bizirik sabe bien de lo que habla sobre una especie que, “una vez se asienta en un área, su erradicación resulta prácticamente imposible” y que ha llegado a nuestro entorno, y a otras muchas zonas, en avión, barco, camión o en coche. El transporte de plantas ornamentales y la movilidad humana han facilitado su viaje y su expansión.

Parkea Bizirik ha realizado un interesante trabajo sobre esta especie en Cristina Enea, donde a finales de septiembre del pasado año colocó seis ovitrampas en distintos puntos.

En los vasos, o trampas, vertieron agua embotellada y añadieron una cucharilla de madera, para que los mosquitos realizaran sus puestas sobre la lámina de agua.

En la imagen, una ovitrampa colocada en Cristina Enea Parkea Bizirik

A los pocos días se detectaron puestas del mosquito tigre junto a las del mosquito común, además de excrementos y rastros de otros insectos e invertebrados que acudieron a estos puntos a “protegerse de las temperaturas especialmente altas” para las fechas del estudio, ya que, por ejemplo, el 28 de septiembre del pasado año se alcanzaron los 29 grados al mediodía.

Los mosquitos tigre, que pueden ser transmisores de enfermedades, se mostraron muy activos durante las observaciones, picando a los naturalistas que participaron en la iniciativa en más de una decena de ocasiones por sesión. Pero estas picaduras no generaron reacciones alérgicas ni granos de tamaño excepcional.

En el trabajo de observación se constató que los mosquitos tigre sentían más atracción hacia los colores oscuros, acudiendo más a las ropas de esos tonos que a las del color claro e, incluso, más que a las zonas de piel al descubierto, a las que se acercaban, pero en menor medida.

Depredadores directos

¿Y qué otras especies funcionan como barrera para su propagación? Parkea Bizirik ha observado que en Cristina Enea existen al menos dos depredadores directos, como el ejemplar adulto de lagartija roquera, que habita en las proximidades de uno de los nidos. La lagartija se tomaba la caza con calma, esperando al sol a que los mosquitos pasaran a su lado.

Ejemplar de lagartija roquera junto a una arqueta en Cristina Enea Parkea Bizirik

También las crías de pavos reales depredan a este tipo de insecto. Y es que la arqueta donde estaba colocada la “trampa” sirve como pequeño depósito de agua al que la pava real conduce a sus crías para beber.

Aunque esta incesante actividad ocurre en  Cristina Enea, no hay motivo de alarma en Donostia. Lo explica Joseba Gurutz de Vicente, de Parkea Bizirik “Aunque el mosquito tigre en algunos sitios es vector de enfermedades graves, aquí no está pasando esto de momento. Sus picaduras no son peores que las del mosquito común”.

Solo en algunos casos, como ocurre con las picaduras de otros insectos, causa una reacción más virulenta. Cuando así ocurre, el consejo es el habitual: acudir a los servicios de urgencia por si es necesario administrar algún antihistamínico o corticoide. Tranquilidad, por lo tanto, en ese aspecto.

Huevos de mosquito tigre hallados en una de las ovitrampas de Crristiba Enea Parkea Bizirik

Estas reacciones alérgicas, al menos lo que se ha comprobado hasta la fecha, solo se dan en personas vulnerables y se traducen en habones, hinchazones, algo de fiebre y malestar general.

Personas próximas a una paciente atendida por una reacción alérgica señalaron a Parkea Bizirik que “pasar repetidamente algodón impregnado en agua oxigenada sobre la picadura produce alivio y aminora las molestias y la hinchazón”.

Lo que ya no está tan claro es si no hay que esperar la visita del mosquito tigre más allá del verano ya que, explica De Vicente, se han encontrado ejemplares adultos “en bolsas de calor de edificios” fuera de la época estival. 

Conclusiones extrapolables

Parkea Bizirik, de momento, ha centrado su trabajo de observación en Cristina Enea, aunque no descarta que las conclusiones obtenidas puedan ser extrapolables a otros puntos de la ciudad.

Si en su momento esta especie llegó al parking de caravanas de Berio, puede estar en otros lugares”, destaca De Vicente.

“Los expertos señalan que esta especie de mosquito no vuela distancias largas, no más de 100 metros. Lo que puede ocurrir, para que se propaguen, es que pongan huevos en charcos y arquetas y así avancen”, puntualiza el representante de Parkea Bizirik.

Otra forma de viajar es sobre ruedas. Del mismo modo que han llegado a Gipuzkoa, se pueden mover de un barrio a otro, entrando en un vehículo y depositando los huevos en otro punto.

¿Qué hacer en caso de ver mosquitos tigre?

Un consejo. “Si se encuentran estos mosquitos en una vía pública lo mejor es avisar al Ayuntamiento. El problema es cuando se hallan en parques o similares, donde no se pueden utilizar productos para su erradicación que pueden afectar a la biodiversidad”.

En los hogares, Joseba Gurutz de Vicente propone colocar “un mosquitero” y vaciar y controlar los platos que se colocan bajo las macetas de las plantas, donde puede haber cierta cantidad de agua estancada y donde pueden depositar sus huevos estos mosquitos.

También es aconsejable vaciar jarrones, las piscinas fuera de los meses de verano y realizar frecuentes limpiezas de arquetas y sumideros para evitar la puesta de huevos