El Ayuntamiento de Donostia ha encargado la elaboración de un informe sobre “las realidades LGTBI+” en la ciudad, trabajo que ha tenido como objetivo “identificar las discriminaciones, demandas y necesidades en diferentes ámbitos de las personas del colectivo” residentes en la capital de Gipuzkoa.

La concejala del área de Diversidad, Inclusión e Igualdad, Cristina Lagé, ha lamentado en la presentación de las conclusiones del estudio que realidades que se creían “superadas sigan estando ahí”. “La LGTBI+ fobia afecta a todos los sectores y a todas las edades”, ha abundado.

El trabajo llevado a cabo por Zaira García, que ha consistido en una entrevista telefónica con 254 participaciones validadas y diversas entrevistas “con agentes estratégicos”, ha permitido concluir que el colectivo considera “a los espacios público y de ocio como los de mayor riesgo de discriminación”.

Entre las personas encuestadas, el 49% se identificó como hombre, el 35% como mujer y hasta el 13% como queer. En lo que se refiere a la orientación sexual, el 46% se identificó como gay, el 22% como bisexual, el 21% como lesbiana y el 14% como personas no binarias.

El 76% de las personas encuestadas señalaron haber sufrido alguna situación discriminatoria frente al 23,6% que señala que no han vivido nunca una situación de este tipo.

Las personas que en mayor medida han sufrido estas actitudes o situaciones discriminatorias son “las personas trans y las identidades menos normativas”. “Los menosprecios, los insultos e incluso las agresiones físicas se producen en espacios públicos y lugares de ocio, en los que estamos todas y todos”, ha lamentado Lagé.

Las discriminaciones en los espacios institucionales acostumbran a ser más “pasivas que activas”. ¿Qué significa? Que el colectivo se siente excluido en los impresos y formalidades que los invisibilizan y otras de situaciones similares.

Según el estudio, las personas más jóvenes son las que en mayor medida padecen las agresiones físicas y verbales

Las personas más jóvenes son las que en mayor medida padecen las agresiones físicas y verbales, “ya que en esas edades, además de estar muchas veces en espacios que no son de libre elección, el control emocional es menor y la disidencia estética y visibilidad mayor, lo que puede dar lugar a mayor violencia”.

El estudio evidencia que existe una brecha salarial entre gais y lesbianas. “Las mujeres lesbianas jóvenes y las personas de género y orientación no normativa tienen sueldos más bajos, empleos más precarios y mayor tasa de desempleo”.

Además, se constata que las personas activistas “identifican y/o viven más discriminaciones que el resto”, aunque la diferencia no sea significativa.

Las discriminaciones por razón de género o sexo afectan especialmente a las personas extranjeras homosexuales o aquellas que presentan alguna discapacidad.

Una de las principales necesidades detectadas en el estudio, que puede consultarse en la web municipal, es la de incidir en el ámbito educativo, por ser ésta “una de las grandes claves para el cambio social”.

Desde las instituciones

Además, también se ha detectado la necesidad de que desde las instituciones, como el Ayuntamiento, se “diseñe un marco general con políticas solidas, articuladas y transversales que impregnen a los distintos departamentos”. 

Lo que también ha quedado en evidencia es que la “la realidad de cada sigla” es diferente. Por ejemplo, el colectivo trans indica que el laboral es el ámbito “en el que más necesidades tienen”, ya que se enfrentan a especiales dificultades de acceso al empleo. Las personas bisexuales son las que identifican las tasas más altas de discriminación en el ámbito del ocio.

Entre las demandas recogidas se halla el desarrollo de recursos y servicios para las personas LGTBI+, la creación de espacios seguros para el colectivo y el fomento de políticas públicas sobre el mismo.