Las personas y las entidades son las que unen y hacen prosperar a las ciudades y Donostia no es una excepción. Como es tradición, en víspera del día de San Sebastián, el Ayuntamiento donostiarra ha concedido este viernes las Medallas al Mérito Ciudadano de 2024 a aquellos que “hacen orgullo” por la capital guipuzcoana.

Así lo explicó el alcalde, Eneko Goia, quien en su discurso ha querido agradecer la labor de los cinco premiados de este año: la Fundación Adsis, las asociaciones Atece y Bizikletaz adinik ez, la profesora de danza Mentxu Medel y el comerciante Ángel Rueda. “Hay muchas maneras de entender Donostia, pero todas ellas tratan de construir una Donostia mejor”, agregó, al tiempo que recordó que la cita del 20 de enero siempre es “un día de celebración de la vida y la fiesta”. “Quiero recordar que hace no tanto tiempo no pudimos salir a celebrarlo, por lo que conviene no olvidar lo que tenemos para valorarlo”, ha agregado.

Guiar a las personas

La Fundación Adsis ha sido la primera en recoger la Medalla de este año por su labor a lo largo de más de 50 años en ofrecer una segunda oportunidad a todas aquellas personas que se encuentran en situaciones vulnerables. “Nuestra misión es estar en la vida de las personas que necesitan que se les guíe. Para nosotros nunca son cifras, son nombres y sueños”, ha afirmado Isabel Vaquero, presidenta de la organización, quien ha querido agradecer la labor que han realizado todos los trabajadores –“Los que estamos y los que ya no estan”, ha apuntado– que han pasado por Adsis durante todos estos años.

Hacemos el trabajo desde la ilusión y, muchas veces, desde la sombra”, ha añadido la presidenta, al tiempo que ha hecho un llamamiento a las instituciones para que sigan apoyando proyectos como el suyo. “Queremos que el reconocimiento sirva para ampliar el foco a todas las personas. La Medalla es a la Donostia solidaria”, ha asegurado.

Perspectiva social

La asociación Atece, por su parte, celebra este año su 30 aniversario “rellenando el vacío entre Osakidetza y la vida real” de las personas afectadas por daño cerebral adquirido y sus familias. “Nos dedicamos a mejorar sus vidas. Acciones como ir a comprar una entrada o utilizar el transporte público son un gran reto para ellas”, recordó José Manuel Amador, presidente de la asociación.

Según ha explicado, los usuarios y voluntarios de Atece llevan desde que se les comunicó la Medalla celebrando este día de San Sebastián y este jueves llevaron a cabo una Tamborrada terapéutica. “Trabajamos desde una perspectiva social y estamos abiertos a todos”, ha indicado Amador, quien se ha mostrado “encantado” porque el colectivo haya dejado atrás menciones despectivas en favor de ser conocidas como personas con discapacidad. “Porque, ante todo y sobre todo, son personas”, ha argumentado, apuntando que el galardón es un impulso “que nos va a exigir seguir haciéndolo muy bien”.

No dejar a nadie atrás

Las Medallas de este año tienen un claro carácter por reconocer el voluntario y otro buen ejemplo de ello es la asociación Bizikletaz adinik ez, representantes de una iniciativa que se haya establecida en 39 países del mundo. “Creemos en la construcción colectiva para crear una ciudad cercana para todos los donostiarras y de mayor calidad de vida para todas las personas”, ha afirmado Begoña Calleja, presidenta de un movimiento que se dedica a llevar de paseo en triciclo a personas de residencias de mayores o que sufran algún tipo de discapacidad.

“Nuestro propio sentido de la vida lo encontramos en nuestros voluntarios”, ha asegurado Calleja, agradeciéndoles también a ellos su labor desinteresada. “El reto, ahora, es consolidar el proyecto para llegar a todas las personas en soledad no deseada y buscar ser un modelo replicable”, ha añadido, haciendo un último alegato: “Queremos conseguir una sociedad que no deje a nadie atrás”.

Hacer barrio

El valor que tiene el pequeño comercio en la ciudad estuvo representado por Ángel Rueda, quien ha estado 53 años al frente de Electricidad Rucal, en la Parte Vieja, y cuyo legado lo lleva ahora su hijo. “Esta Medalla representa el cariño de mucha gente y el broche final que nunca pensé de un trabajo”, ha apuntado el que fuera propietario de un local que iba más allá de la venta de artículos de electricidad. “Si venía un vecino, le arreglaba cualquier cosa. Hasta he pegado zapatos”, ha apuntado el hombre en el vídeo previo de presentación de cada homenajeado.

Tal y como ha recordado en su discurso, el pequeño comercio “tiene el trato personal que le hace único y hace barrio”. “Siempre hemos trabajado desde la honestidad”, ha agregado sobre un negocio que únicamente cogía ocho días de vacaciones al año y que ha formado parte de la vida de numerosos vecinos en las últimas cinco décadas.

Pasión por la danza

La profesora de danza Mentxu Medel fue la última en recoger su galardón. Lo hizo, además, tras un pequeño espectáculo realizado por algunos de sus estudiantes bajo los acordes del Let It Be, de los Beatles. “Muchos de mis alumnos son ahora embajadores de nuestra ciudad y estoy orgullosa de haber formado parte de su proceso de formación”, ha indicado la homenajeada, que en medio siglo de trabajo ha formado a nombres como Lucía Lacarra.

“Sería muy bonito poder verlos y aplaudirlos más en su tierra”, ha apuntado, al tiempo que ha pedido un mayor apoyo y compromiso para la danza. “También quiero mandar mi felicitación a Isabel Verdini por su tan merecido Tambor de Oro”, ha añadido, antes de dedicar la Medalla a su familia y recibir un ramo de flores de manos de uno de sus nietos.