Los planes no siempre se cumplen según las previsiones. Contratiempos técnicos, recursos judiciales, complicaciones e incumplimientos varios hacen que muchas veces las actuaciones públicas y privadas anunciadas en Donostia no lleguen a tiempo. Sin embargo, algunos proyectos largamente madurados en la capital guipuzcoana serán realidad, sí o sí, en este 2024.

En el segundo semestre de 2024, por ejemplo, se abrirá a los conductores el nuevo enlace de la variante en Marrutxipi, una conexión ideada hace años y que permitirá que gran parte del flujo de coches con destino a la ciudad de Donostia entre y salga por este nuevo punto y no tenga que ir hasta el acceso por Riberas de Loiola y el Urumea, donde los atascos suelen estar motivados por esta afluencia circulatoria, o usar el acceso que llega a Trintxerpe.

Esta cuantiosa obra tiene un presupuesto de 12 millones de euros, sufragados por la Diputación de Gipuzkoa, competente en materia de carreteras en el territorio, y comenzó a ejecutarse en 2022.

Otra de las actuaciones que será una realidad a lo largo de 2024 es la nueva prisión ubicada en Eskusaitzeta, los altos de Zubieta, cuyo fin de obras se anunció para este 2023. Sin embargo, aunque solo quedan por completar cuestiones menores, el nuevo complejo se tiene que equipar interiormente a mediados de 2024, según declaró el delegado del Gobierno en Euskadi, Denis Itxaso, por lo que no se entregará al Gobierno Vasco, ahora competente en materia de prisiones, hasta después. Los planes prevén que la población reclusa se traslade tras el verano.

La obra, de unos 39 millones de euros, ha levantado un complejo que acogerá a un total de 500 internos, el doble de la capacidad de la vieja prisión de Martutene, construida en 1948, tras el derribo de la que existía en plena playa de Ondarreta.

La nueva cárcel contará con 234 celdas en seis módulos, uno de ellos para mujeres, con 25 celdas. También incluirá un centro de inserción social y las últimas novedades para este tipo de instalaciones.

La prisión de Martutene, por su parte, no podrá ser derribada hasta que todos los allí alojados se trasladen al moderno centro de Eskusaitzeta. Si, como se prevé, este movimiento en la segunda mitad de 2024, el derribo de la vieja cárcel podría llevarse a cabo de modo inmediato, aunque en el Ayuntamiento no se atreven a asegurar que las máquinas de demolición puedan hacer este trabajo a lo largo del ejercicio entrante. Y este derribo es necesario para proseguir con las segunda fase de viviendas del Txomin Enea.

La nueva oficina de Turismo, que se habilita en la planta baja del Ayuntamiento, debería estar abierta en verano, aunque tampoco nadie en el Consistorio se atreve a prometerlo. Tras distintos avatares, el Ayuntamiento paró la obra con el fin de modificar los planes. El espacio no será exclusivo para atención turística y se compartirá con la sede central de Udalinfo, ahora en el edificio Easo. Su traslado al viejo casino permitirá ampliar el Conservatorio.

Otras actuaciones en curso que estarán finalizadas a lo largo de 2024 son, por ejemplo, la reforma de la calle Sancho el Sabio, en sus números pares, una intervención urbana que completa la que se llevó a cabo hace unos años en el lado de los impares. Tras distintos aplazamientos y cambios en el proyecto, para mantener los árboles de una de las dos hileras de la calle, los trabajos han comenzado este mes de diciembre y tienen un plazo de ejecución de seis meses, por lo que tendrán que estar concluidos a lo largo 2024.

Otra de las actuaciones que se ha ido retrasando notablemente, pero pondrá punto final en el nuevo año, es el renovado ZM, un edificio que llevaba cerrado desde 2016. El espacio hostelero acogerá también, desde el próximo verano, aulas de formación relacionadas con los deportes del mar así como almacenes para estas prácticas. Este mismo mes de diciembre han dado comienzo los trabajos de acondicionamiento del edificio y la unión de empresas que lo gestionará, Zurriola Ocean Center, confía en abrir sus puertas para el verano. El espacio contará con una gran terraza exterior, de 120 metros, el triple que los inicialmente previstos, tras la petición del Ayuntamiento a Costas para ampliar el espacio exterior de hostelería.

Otro edificio privado que empezará a funcionar en este 2024 es el nuevo hotel de Riberas de Loiola, The Social Hub. El alojamiento, cuya obra está ya finalizada, espera a contar con la licencia de primera utilización en toda regla y se convertirá hacia el mes de febrero en el de mayor tamaño de Donostia con sus 328 habitaciones.

El alojamiento, con 23 hermanos repartidos por distintos países Europa, contará no solo con habitaciones clásicas sino que las combinará con otras de larga estancia, con el fin de convertirse también en una residencia de estudiantes, de jóvenes y de “nómadas digitales”, como señala en sus objetivos. La cadena, de origen holandés, cuenta con dos establecimientos en Madrid y otro en Barcelona.

La reforma del paseo de Txaparrene, que ha terminado en la segunda quincena del mes, podrá ser estrenada por sus usuarios habituales, que no tendrán que recurrir a rodeos, como en los últimos meses. La reforma integral de este paseo que une Ategorrieta con Herrera comenzó el pasado mes de mayo y luce ya su nuevo bidegorri, áreas pavimentadas y servicios subterráneos.

Otras actuaciones anunciadas para los barrios son, por ejemplo, la cubierta del parque infantil de Larratxo, una carpa iluminada que tiene como finalidad ofrecer un espacio de juegos a cubierto cuando para días de mal tiempo. El proyecto fue adjudicado el pasado mes de febrero con un presupuesto cercano a los 400.000 euros, aunque, hasta el momento, no se ha terminado de ejecutar ya que los imprevistos lo han impedido. Sin embargo, en los despachos municipales fijan la fecha para el año próximo.

También se espera que se pueda usar en 2024 el aparcamiento que se está habilitando junto a la casa de cultura de Tomasene, en Altza, una actuación que, según los plazos previstos, deberá terminar en febrero, tras cuatro meses de intervención.

La acera de Igeldo, que unirá el pueblo con el camping, es otra intervención urbana largamente esperada. Tras la aprobación en noviembre del proyecto para conectar una distancia de 1,6 kilómetros, con un coste de 1,6 millones de euros, la maquinaria se ha puesto en marcha. Ahora se deberá sacar a concurso la obra, adjudicarla y, si no surgen contratiempos, la conexión peatonal demandada desde hace años por los residentes en Igeldo se convertirá en realidad en un periodo de seis meses.

Otra de las actuaciones más deseadas en los barrios es la rotonda de Martutene, que lleva años convirtiéndose en promesa para el ejercicio próximo. Tras la reciente aprobación del proyecto de obras, el Ayuntamiento confía en que a finales de 2024 sea realidad la glorieta en condiciones reclamada por el barrio.

La creación de un espacio destinado a centro de día para personas sin hogar y otras dependencias para familias vulnerables en Jai Alai se espera también para el ejercicio entrante. La transformación de la antigua Villa Salia, de propiedad municipal, ha sufrido numerosos contratiempos, el último de los cuales dejó la obra empantanada después de que la empresa adjudicataria no pudiese afrontar los trabajos por el precio fijado. Aunque el Ayuntamiento elevó las cantidades, la firma dejó la obra a medio hacer y el Ayuntamiento tuvo que encargarla de nuevo. Con un coste de 1,5 millones de euros está financiada por los fondos Next en casi un 60%, lo que obliga a su finalización en 2024.

El primero de los cuatro ascensores que unirán la calle Escolta Real con el Seminario saldrá a concurso este año y, con mucha suerte, podría ser una realidad a finales del ejercicio, ya que su periodo de obras es de ocho meses. Esta es una de las intervenciones municipales prometidas hace tiempo, pero afectadas primero por el periodo del covid y, luego, por la subida de precios que ha hecho necesario actualizarlos y aprobar nuevos concurso.