La cerda Xixili, de cerca de 350 kilos de peso, ha desvelado su imagen este mediodía a los medios de comunicación en los terrenos de el caserío Larraxko de Aizarnazabal, donde se ha criado tras ser adquirida en una granja navarra.

El animal, mucho más orondo que el del pasado año, salió de su txabola y paseó por el prado algo nervioso ante la presencia de varios informadores, que trataron de sacar su mejor cara. Xixili es una hembra de color blanco, sin motas, de quince meses de edad, a la que las personas desconocidas le ponen algo nerviosa, por lo que se mostró algo esquiva, escapando hacia las esquinas.

Tal y como declaró el pasado lunes 4 de diciembre su criador Manu Eizagirre, Xixili es una cerda “noble”, con buen apetito, que come toda clase de manjares porcinos que le sirven para conseguir un buen peso, como es habitual en la cerda de Santo Tomás. “Estos días le estoy engañando un poco y le digo que vamos a ir a San Sebastián”, añadió el criador, que la trata con mimo y la saca a pasear dos veces al día.

Desde el pasado año, el caserío de Aizarnazabal que cría cerdos de la cooperativa Basatxerri es el que proporciona la cerda de Santo Tomás, que se exhibirá a lo largo de toda la jornada del día Santo Tomás, 21 de diciembre, en su corral de la plaza de la Constitución. Con anterioridad, la cerda de Santo Tomás llegaba del caserío Arro de Leitza, pero el fallecimiento de la ganadera Kristina Saralegi hizo que Donostiako Festak cambiase de suministrador.

Aunque en el pasado, el animal se sorteaba y los ingresos iban a parar a obras benéficas, en los últimos tiempos su principal función es ser contemplada por los numerosos niños y niñas que acuden a la feria y, muchas veces, descubren lo que es un cochino de verdad en esa ocasión.

Una vez cumplida su misión en la feria donostiarra, Xixili retornará a su caserío hasta el momento de ser sacrificada para convertirse en alimento.