La heladería Oiartzun de la calle Mayor ha echado la persiana, ya que, según confirmaron sus titulares, los altos costes del alquiler hacen inviable que el negocio pueda prosperar.

El negocio, que echó a andar en 2010, cierra sus puertas y deja huérfanos a muchos amantes del helado de calidad, que ya no podrán acudir a este local para degustar sus propuestas, más de medio centenar de opciones aptas para todos los gustos.

Iñaki Grado, responsable de este negocio, reconoce con pena que, de momento, Oiartzun no abrirá un nuevo establecimiento de helados en la ciudad.

“Necesitamos un local de condiciones muy específicas, con punto de atención en planta calle y muchos metros en los que instalar la maquinaria del obrador. Eso en el centro de Donostia tiene un coste muy alto”, afirma Grado.

Porque, asume, para poder comercializar un volumen importante de helados es imprescindible que el comercio se sitúe en un lugar céntrico de la ciudad, y los alquileres en este entorno son muy elevados.

La heladería Oiartzun que trabajaba con “la excelencia como lema”, se despidió ayer de las y los donostiarras, que a buen seguro echarán en falta su dulce y variada oferta.