Una de las embarcaciones más extendidas por el mundo, el pedalo, es de Donostia. Hace 130 años el donostiarra Ramón Barea Mendizabal probó su invención en las aguas del río Urumea y, con motivo de esta efeméride, Arrauning ha organizado una jornada festiva para este sábado dirigida a todas las familias, que podrán disfrutar de un medio de transporte que estará, además, disponible durante el resto del año.
El 3 de junio de 1893 el emprendedor, empresario e inventor Ramón Barea patentó un velocípedo náutico de creación propia. Se trataba del pedalo, un invento que gozó de gran popularidad y que “conquistó medio mundo”. “Las primeras pruebas había que hacerlas en un entorno estable y seguro, por lo que se hicieron en el río Urumea”, ha señalado este lunes Unai Elizasu, gerente de Arrauning y promotor de la jornada, durante la presentación del evento, que llevará por nombre Ramón Barea Eguna.
De este modo, en el mismo lugar donde el pedalo se probó por primera vez, los donostiarras y visitantes podrán disfrutar de “una actividad deportiva, histórica, ecológica y de ocio”. La cita será en la plaza Latxari de Loiola, desde donde se embarcarán en las vehículos y podrán atravesar un recorrido delimitado por boyas. Cada uno de estos pedalos contará con un máximo de dos adultos y dos niños o un adulto y tres niños y la edad mínima para poder participar es de seis años.
Se deberá hacer, además, una reserva previa a través de la página web de Arrauning en uno de los cuatro tramos horarios propuestos –16.00, 17.00, 18.00 y 19.00 horas– y cada viaje tendrá un coste de tres euros por persona.
Disponible todo el año
Tras la jornada de este sábado, la actividad estará disponible durante todo el año en la rampa situada junto al puente Lehendakari Aguirre de Amara. “A cualquiera que le dices pedalo le sale una sonrisa porque guarda recuerdos de su infancia o de las vacaciones. Entonces, ¿por qué no tener pedalos en el río donde se probó su prototipo y donde antiguamente era el lugar de paseo de ocio de toda la alta sociedad donostiarra?”, se ha preguntado Elizasu, acompañado por el historiador y bisnieto del inventor Ramón Barea Unzueta.
“Mi bisabuelo fue un adelantado a su época, ya que decidió asociar el mar a la bicicleta, al ejercicio, pero que no fuera nadando, porque en aquella época prácticamente nadie sabía nadar”, ha añadido el heredero sobre un invento que empezó a llamar la atención con el nacimiento del turismo a finales del siglo XIX.
Tras patentarlo, Ramón Barea, que diseñó numerosos inventos más, fue invitado a la Exposición Universal de París de 1900, donde obtuvo la medalla de oro al mejor invento de navegación.