La marquesina que cubría las vías del tren en la Estación del Norte de Donostia reposa ahora en la zona en obras, dividida en piezas, convenientemente numeradas para su posterior reinstalación al final de la obra de reforma de la parada para acoger también la llegada del TAV.

La estructura metálica fue construida en 1880 tras ser encargada a la empresa Gustave Eiffel et Compagnie y proyectada por el ingeniero francés Jean Biarez. Entre febrero y marzo fue desmontada cuidadosamente con la ayuda de dos grúas para su posterior recolocación en el mismo lugar. Se soltaron los anclajes al suelo así como los que la unían con el edificio de viajeros, antes de su demolición en abril. 

Desde entonces, la estructura metálica destinada a proteger los andenes y vías del tren de las inclemencias del tiempo se encuentra acopiada en el suelo, separada en distintos pórticos. Las partes de la estructura metálica, como en la torre Eiffel y demás creaciones modernas en su época, están unidas por remaches metálicos, que son piezas de un solo uso.

Ahora, la empresa adjudicataria de los trabajos de la estación –Moyua, Comsa y Cycasa– conversa con firmas especializadas en este tipo de trabajos y, según cuál sea la elegida, la obra de restauración se llevará a cabo en el propio recinto de la estación o en talleres especializados.

Así se hizo, por ejemplo, con otras cubiertas de estaciones con estructuras históricas como la de León, anterior a la donostiarra y datada en 1863. Otras marquesinas históricas también se trasladaron para su puesta a punto a distintos talleres. Entre otras, las de Atocha y Príncipe Pío, en Madrid. La segunda se denominaba, igual que la donostiarra, Estación del Norte, porque ambas formaban parte de la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España. La empresa, de capital principalmente francés, propició el trabajo de los técnicos galos en edificios e instalaciones de la compañía ferroviaria.

Piezas de las estructuras metálicas, recogidas en el suelo del recinto en obras. Ruben Plaza

Sea in situ o en talleres, la estructura metálica de la estación de Donostia, tras 143 años en pie, tendrá que ser sometida a un rejuvenecimiento integral. En principio, según explican expertos en la materia, recibirá un chorro de arena a presión, u otro material específico, para retirar todas las capas de pintura roja y de óxido para dejar la estructura limpia. Más tarde, se le aplicará una capa de pintura base y, finalmente, la pintura roja característica de este tipo de marquesinas, a juego con la fachadas de los edificios de viajeros, también rojizos y blancos.

DETERIORO

La estructura de la estación del Norte de Donostia, además, ha sufrido arreglos y rehabilitaciones a lo largo de su historia para reparar el deterioro natural motivado por el paso del tiempo. La cubierta colocada sobre los pórticos metálicos originales no se debe proteger porque no es antigua, por lo que se instalarán piezas nuevas.

Una vez construido el nuevo edificio de viajeros, con el aspecto del anterior, y añadido el levante de dos plantas retranqueado que prevé el proyecto, la rehabilitada marquesina se unirá de nuevo a la fachada interior del edificio de viajeros y protegerá las vías y los andenes de los trenes de Cercanías y media distancia. Los andenes del TAV, por su parte, más hacia el sur, quedarán tapados por una plataforma que llegará hasta el primer piso de Tabakalera.

Aunque el proyecto aprobado por Adif y ETS para la reconstrucción de la parada ferroviaria de la capital guipuzcoana no prevé mantener la marquesina que protegía a los viajeros en el paseo de Francia, ETS intenta en la actualidad que esta pieza, también desmontada y guardada en el propio recinto de la estación, se puedan recolocar en la futura parada. De hecho, la previsión de crear un muro cortina acristalado en la fachada principal no es incompatible, explican técnicos en la materia, con el plan previsto y permitiría aprovechar este elemento histórico algo posterior a la marquesina sobre las vías.

Tramos de la marquesina de 1880, desmontados y numerados. Ruben Plaza