La iglesia de Iesu, proyectada por Rafael Moneo y abierta desde mayo de 2011, ha perdido la blancura exterior que mostraba a los viandantes, una de las características más llamativas del edificio, tal y como destacaron en su momento los implicados en su construcción.

El inmueble no solo sirve para acoger oficios religiosos sino también para otro tipo encuentros ciudadanos. El edificio también ha sido objeto de visitas guiadas para vecinos e interesados en arquitectura.

El color blanco de sus fachadas no es pintado sino un revestimiento de cemento de color blanco que, tal y como se aseguró en su momento, no solo era descontaminante sino también autolimpiable, por lo que no iba a ser necesario lavarlo o pintarlo con posterioridad. Sin embargo, el blanco se ha convertido en gris en gran parte de las fachadas. Además de la suciedad natural, visible en los muros blancos, en el zócalo de piedra han proliferado también numerosos grafitis.

La blancura de las fachadas de la parroquia de Iesu fue destacada en la exposición que organizó Cementos Rezola en el museo de Añorga en octubre de 2011 cuando se cumplía una década de la apertura del centro cultural. 

Detalle de un parte de fachada sucia.

Detalle de un parte de fachada sucia. Arnaitz Rubio

La muestra, centrada en la construcción del templo, dedicó “especial interés” a “presentar el material cemento blanco del revestimiento del exterior como material sostenible e innovador, por tener propiedades autolimpiantes y descontaminantes lo que permiten reducir el nivel de polución en los alrededores del barrio de Riberas de Loiola”.

Entonces, responsables de Cementos Rezola explicaron que el mortero especial aplicado a las fachadas y denominado Capafina Tx Aria hacía desaparecer la contaminación emitida por 3.280 vehículos al día, aplicado sobre unos 10.500 metros cuadrados, la superficie correspondiente a la iglesia de Iesu.

Se desconoce si el material ha servido para reducir la contaminación en el entorno del templo, pero sí se percibe que la calidad de autolimpiable no ha tenido gran efecto, a la vista de la oscuridad aparecida en gran parte de las fachadas.

De hecho, responsables de la empresa cementera han reconocido privadamente que el material no ha funcionado como se preveía.

Por ahora, tampoco se conocen los planes de la parroquia o las autoridades eclesiásticas para devolver su aspecto original al templo de Rafael Moneo y si consistirá en una limpieza o en un pintado del exterior. La reforma tendrá, como es lógico, un coste económico aún por determinar.

El color blanco es una de las características esenciales de la iglesia de Iesu, según señaló en el propio Moneo, autor también del Kursaal, la víspera de la consagración del templo, el 15 de mayo de 2011. 

El premiado creador ofreció una charla ante decenas de personas en la que explicó que el templo era deudor de artistas como Oteiza y quería ofrecer la sutileza de Chillida. También explicó que la obra quería convertirse en un referente para el barrio de Riberas de Loiola, algo que estéticamente ha conseguido, aunque no en las mejores condiciones de limpieza en la actualidad. 

Dentro, la parroquia destaca por su altura, su luminosidad, el órgano y el retablo. “Me gustaría que propiciase la soledad del individuo que quiere una relación directa, trascendente y solo suya”, dijo el arquitecto sobre su obra, que fue muy aplaudida por quienes la conocieron tanto ese día como en los siguientes.

Chorretón gris debajo del hueco en forma de cruz.

Chorretón gris debajo del hueco en forma de cruz. Arnaitz Rubio