En un momento en el que los locales de comida ya preparada van subiendo enteros, en Donostia se ha notado en los últimos tiempos una creciente devoción por el pollo asado, que genera colas para su recogida los domingos en restaurantes como el Ama Lur, de Gros, o Bugati Erretegia, de Zubieta.
Aunque hace años que la capital guipuzcoana cuenta con locales hosteleros en los que se venden pollos asados para llevar a casa, en los últimos tiempos este producto ha ido aumentando su demanda, según admiten en el establecimiento de la calle Carquizano, que abrió sus puertas en 1978 y donde también tienen mucho éxito otros platos de comida clásica como la paella por raciones, el codillo y otras recetas. Estos platos de toda la vida han ido cogiendo fuerza para degustar en casa y se han subido a la ola de comida rápida, en la que hamburguesas, kebabs, sushi y otras preparaciones internacionales se han puesto de moda.
José Ramón Lertxundi, uno de los cuatro hermanos socios del bar Ama Lur, que llegaron en su juventud desde el pueblo de Aia a Donostia, explica que “desde el covid, notamos que hay un incremento de la demanda de pollos asados, aunque siempre los hemos vendido”. Este experimentado hostelero opina que la humilde ave, antaño artículo de lujo en las mesas populares, concentra varios factores que la hacen especialmente atractiva para un público muy diverso. “No es caro, es muy rico y a la gente no le apetece trabajar los domingos”, sentencia.
Un buen domingo, confiesa que en su bar se pueden vender “entre 150 o 200 pollos asados en función de muchas cosas”. Para ello, a las 8.30 horas, Lertxundi está ya en el establecimiento encendiendo la máquina en la que se pueden asar hasta 40 unidades. A pesar de ello, en este bar tienen por costumbre utilizar cuatro barras del asado, con 28 pollos cada vez, que se van dorando y cocinando con su salsa durante alrededor de hora y media antes de poder ser vendidos a los que esperan en la cola. Sólo queda decidir si pedirlo con patatas o sin ellas.
La paella también es un producto con mucho tirón los domingos en el Ama Lur y pueden sacar al mediodía entre 30 y 40 raciones.
Lertxundi cree que el éxito de los pollos del Ama Lur radica en que es un “producto natural y fresco” que a la gente le gusta, sumado a que el precio resulta económico comparándolo con acudir a un restaurante o bar a comer. En el propio Ama Lur la carta es larga y el pollo es un plato más, siempre exitoso también. En este local, un pollo con sus patatas para llevar cuesta 14,50 euros mientras que sin ellas, se queda en 11 euros, unas cifras asequibles a muchas economías. Además, también se puede comprar medio pollo, algo que muchas personas que viven solas tienen costumbre de hacer.
Los domingos, cuando hay mucha demanda, la cola se alarga fuera del bar y los que la componen tiene que tener paciencia. Nadie se exaspera. No en vano, los pollos necesitan su tiempo para terminar de asarse y no hay truco posible para acelerar. Cuando recogen el pedido, se nota la satisfacción.
En los últimos tiempos, además, las colas para degustar este plato también se producen en el local Bugati Erretegia, en Zubieta, un espacio hostelero que sólo abre los viernes por la tarde, sábados y domingos, con numerosas mesas para consumir los platos y la opción de llevárselos a casa. El pollo para llevar a casa es también el rey en este antiguo merendero, reconvertido a las nuevas costumbres en 2016, y al que acceden numerosos donostiarras y vecinos de Lasarte, Usurbil y Hernani, entre otros lugares.
La hostelera Maddi Sola reconoce que el pollo asado tiene cada vez más tirón y que su negocio cuenta con una personalidad propia que lo hace atractivo. “Ahora estamos en temporada fuerte y un buen domingo podemos llegar a vender 350 pollos al mediodía. En verano baja un poco porque la gente va más a la playa, al monte... pero ahora y en otoño estamos en la temporada alta”, explica.
Maddi, junto con su marido y parrillero del local, Narciso Arrillaga, buscaron hace un tiempo una idea diferente que no existiera por Donostia y alrededores. “Nos fijamos en las cerveceras de Bizkaia, donde se sirve pollo y cerveza, algo que no existe por aquí. Aquí hay sidrerías, pero eso no. Y como teníamos el local, lo pusimos en marcha”, explica. En este caso, tuvieron la idea de asar los pollos al estilo portugués que, según explican, se hace con el ave abierta por la mitad y con carbón, que le aporta un sabor diferente.
Esta hostelera opina también que el pollo recién asado es un producto que gusta a todo el mundo y que, además, a la gente no le apetece cocinar, especialmente los domingos, por lo que se convierten en una buena solución.
Además del veterano Ama Lur, con 45 años a sus espaldas, y el joven Bugati Erretegia, con siete, Donostia cuenta con otros establecimientos especializados en este producto. En la calle Aldamar esquina con Euskal Herria funciona desde hace 31 años la Cueva del Pollo. Aunque tiene un comedor, el local sirve principalmente comida para llevar y se puede recoger en el local o recibirla en casa. La receta del pollo asado tiene un toque propio, que destacan los asiduos.
En este caso, la carta del local incluye, además del pollo, patatas y pimientos como guarnición, así como paellas, tortillas de patatas y otros platos. El precio por un pollo asado en la barra es de 11 euros y de 13 si se degusta en el local.
Esta ave es también el producto estrella en locales como Kukurruku, de la Parte Vieja, Ricky Pollo de Arcco Amara, Pimpollo, en la plaza de Armerías, y otros, que llevan también años especializados en este humilde y sabroso asado.