El proyecto para transformar la zona conocida como Ciudad Jardín de Loiola contempla que un 42% de la superficie que comenzará a ser urbanizada a partir del año próximo será vegetal o semivegetal. Así lo señala el proyecto de urbanización, que recibió la aprobación de la Junta de Gobierno del Ayuntamiento el pasado martes y que cuenta con un presupuesto de 16,8 millones de euros. El acuerdo para el realojo de vecinos dio luz verde al avance del plan en verano.

Aunque habrá un 30% de superficie de asfalto, hormigón, baldosa y caucho en el renovado barrio, el 70% del espacio que será urbanizado estará compuesto tanto por zonas verdes (parterres, jardines, bosquete plantado...) como otras que, sin ser propiamente naturales, contarán con vegetación. Por ejemplo, las zonas con ecopavimento o los “pavicésped”, unas superficies con celdillas en las que nace la hierba, que se usarán, por ejemplo, en las zonas de aparcamiento.

La transformación del barrio, nacido hace un siglo e impulsado en parte por la reina María Cristina, que fomentó la construcción de casas baratas para trabajadores, persigue construir 260 nuevas viviendas, que se añadirán a las 64 existentes. Siete de estas últimas desaparecerán. El plan, que lleva más de quince años en tramitación, busca crear un nuevo espacio urbano regenerado que sirva de conexion cómoda entre Loiola y Riberas de Loiola y aporte viviendas a la capital guipuzcoana.

 La fuerte presencia de elementos vegetales se notará en la totalidad de la zona urbanizada, de casi 100.000 metros cuadrados, y especialmente en el montículo verde que nacerá junto al Urumea, donde ahora están las viviendas de Lopetedi Berri, las únicas serán derribadas porque la zona es inundable, junto a viejos talleres sin uso.

Mapa de la futura urbanización de Ciudad Jardín de Loiola con zonas verdes y las viviendas señaladas en rojo. N.G.

Precisamente por ser zona inundable, y como no se puede elevar la cota del barrio, como se ha llevado a cabo en el nuevo Txomin Enea, los expertos han propuesto la construcción de un lezón (montículo), que tendrá una altura máxima de 5,70 metros, y servirá de muro de contención en caso de grandes crecidas de agua.

La falsa colina se convertirá en un bosquete, gracias a la plantación de un elevado número de árboles, según el diseño de Lur Paisajistak, un estudio que ha intervenido también en otros nuevos parques de Donostia como el de Ametzagaina.

Robles autóctonos de dos clases se insertarán en el nuevo terreno elevado con el fin de llevar a cabo una aportación ecológica a la nueva zona. Mezclados con ellos se plantarán cerezos, arces, avellanos, sauces y cornejos. Fuera del bosquete artificial también se insertarán frutales, como higueras y ciruelos.

El montículo verde contará con un mirador con mesas de ping pong, zona de picnic, aseos públicos y área deportiva.

Plaza con cubierta

Otra zona deportiva se ubicará junto a los aparcamientos de debajo de la variante, que cambiarán de sentido respecto a los actuales. Los situados ahora frente a la casa de cultura, por su parte, desaparecerán ya que la zona se convertirá en una gran plaza peatonal, de 5.000 metros cuadrados, con una zona cubierta, reservada para juegos infantiles y actividades culturales al aire libre.

De esta nueva plaza partirá una avenida peatonal hasta Riberas de Loiola, que será el eje central del nuevo barrio. Su diseño busca la eliminación de los puntos inseguros de hoy. También contará con abundante arbolado y zonas verdes.

La ordenación prevista recuerda el antiguo plan para crear una nueva pasarela sobre el Urumea, desde Atarieder hasta la actual zona de los cuarteles, que sirva como camino peatonal hasta Intxaurrondo, gracias a un ascensor. La propuesta, por el momento, deberá esperar.