Iñaki Iruretagoiena, responsable de Marketing y Atención Ciudadana en Donostia Kirola, y el técnico del programa Piztu, Eukeni López, tienen claro que el éxito de este tipo de iniciativas radica en la colaboración con otros estamentos implicados, desde Osakidetza a otras áreas vinculadas en las distintas administraciones.

Piztu es un programa que está implantado en todos los barrios donostiarras, en colaboración con Osakidetza, y es un “servicio de prescripción, orientación y asesoramiento para la práctica de actividad física dirigido a personas poco activas” para mejorar su salud y calidad de vida. Hablaríamos de la receta deportiva, que se emite en los propios centros de salud, a muchos de los cuales se desplaza el orientador de Donostia Kirola.

Desde que el programa echó a andar en 2017, cerca de 1.000 personas han recibido esta receta, de las cuales el 70% mantiene una práctica deportiva regular. De estas personas, el 66% son mujeres y el 75%, mayores de 75 años.

Distintas líneas de trabajo

Aunque el grupo de las mujeres con cáncer de mama metastásico es muy específico, por sus necesidades concretas, Piztu opera en distintas líneas, colaborando también con las asociaciones de mayores de la ciudad y diversos colectivos, como el de las personas transplantadas del riñón.

Una línea ya iniciada es la que pretende extender el programa a los centros de salud mental, aunque el camino a andar en esta materia es todavía largo.

Eukeni López insiste en la idea de la necesidad de la colaboración con otras instituciones, como en el caso del citado grupo de mujeres que tomaron parte en un estudio de Onkologikoa, organismo que ha asesorado a Donostia Kirola a la hora de diseñar las clases. 

Un programa que está ya diseñado y a punto de activarse, aunque todavía no se ha puesto en marcha, es el que se desarrollará de la mano de las profesionales de ayuda domiciliaria.

Vamos a poner en marcha una experiencia piloto de la mano de la OSI de Donostialdea y el Departamento de Salud del Gobierno Vasco y otros agentes para realizar un estudio con profesionales que formaremos para que desarrollen un programa de intervención en los hogares de personas con movilidad reducida”, explica López.

Este es el caldo de cultivo en el que se ha generado el grupo de gimnasia de las mujeres con cáncer de mama metastásico, después de que Piztu posibilitara la creación de grupos de salud integrados por personas con patologías similares. Actualmente, en estos grupos toman parte en torno a 120 personas. 

Iñaki Iruretagoiena pone el acento sobre un hecho. Donostia Kirola ha sido pionera en la puesta en marcha de un programa de estas características. “No hemos tenido referentes próximos, lo que existe es en otros países de Europa”, abunda.

Queda por andar y es que, reconocen, ante necesidades específicas hay que responder de forma especializada. Aquí también, la unión, en este caso entre instituciones, hace la fuerza. Es el futuro. – A.L.