El muro del Paseo Nuevo que se colocó en 2018, tras varios desprendimientos en el lugar, no comenzará a retirarse este mes, una vez pasadas las regatas, como estaba previsto el pasado julio, cuando salió a concurso la obra, retrasada por distintos motivos, entre ellos la pandemia.

Ahora, la crisis económica y la carestía de los materiales ha hecho que el concurso público para encargar la obra haya quedado desierto, por lo que el Ayuntamiento se ha visto obligado a reformar al alza las previsiones económicas de una obra, que tenía un presupuesto previsto 542.630 euros (IVA incluido). Ahora, el concurso deberá ajustarse al alza antes de salir de nuevo.

El plazo de ejecución de los trabajos es de casi cinco meses, que comenzarán a contarse cuando puedan comenzar los trabajos de modo efectivo.

El muro de bloques de hormigón instalado para retener las posibles caídas de piedras, y evitar peligros a los viandantes, tiene 95 metros de longitud y se sitúa bajo la batería de las Bardocas. Hace dos años era más corto, pero distintas caídas de piedras aconsejaron alargarlo en unos 30 metros más.

Los análisis encargados a especialistas detectaron grietas y zonas inestables en la ladera del monte Urgull, por lo que recalcaron la necesidad de llevar a cabo un afianzamiento de la ladera de piedra antes de poder quitar el muro de contención colocada en la zona de tránsito.

La ingeniería Landaben proyectó la reparación de la ladera así como la del muro de mampostería existente en la parte baja, que tiene grietas. En concreto, sugirió actuar directamente sobre el muro y ejecutar otra pared sujeta por anclajes permanentes. La colocación de una malla por bulones es otra de las tareas previstas para la estabilización.

La inflación de los precios de la construcción también ha dejado desierto el concurso para reparar el muro de la calle Andoain, en Aiete.

El pasado año, el Ayuntamiento de Donostia tuvo que retocar al alza cinco contratos de obras porque sus respectivos concursos de obras quedaron desiertos. Algunas licitaciones municipales han subido hasta un 30% su dotación económica para evitar que se queden sin empresas interesadas.