El Ayuntamiento de Donostia se encuentra a la espera de conocer los términos en los que el Gobierno de España ofrecerá la cesión de la finca de La Cumbre a la ciudad, tal y como ha acordado recientemente con EH Bildu en el Congreso dentro de la negociación para la aprobación de la Ley de Memoria Democrática. La nueva norma pasó un primer trámite el pasado lunes y será ratificada, presumiblemente, la próxima semana en las Cortes.

La ley será aprobada gracias a los socios del Ejecutivo de Sánchez, con el apoyo decisivo de EH Bildu, que incluyó entre sus contrapartidas la cesión al Ayuntamiento de Donostia de la finca de La Cumbre, además del fuerte navarro de San Cristóbal al Gobierno de la comunidad foral. 

Fuentes del Gobierno municipal de Donostia explicaron a NOTICIAS DE GIPUZKOA que revisarán las condiciones y términos de la cesión antes de aceptarla porque, por el momento, desconocen detalles importantes del cambio de manos previsto. 

“No sabemos si se trata de una cesión temporal o definitiva ni tampoco conocemos el estado en el que se encuentra el Palacio de La Cumbre, si requiere una gran inversión para su uso, por ejemplo”, explicaron fuentes del Gobierno municipal, que añadieron que “primero hay que estudiarlo antes de aceptar”.

El Palacete de la Cumbre, muy cercano al de Aiete, tiene la máxima catalogación dentro del Plan Especial del Patrimonio Urbanístico Construido (Peppuc), por lo que debe mantenerse intacto en su imagen exterior e interior, lo que deja fuera su transformación para determinados posibles usos.

Además, la diputada de EH Bildu Mertxe Aizpurua señaló que, según el acuerdo alcanzado con el Ejecutivo de Sánchez, la propiedad estatal cedida deberá estar dedicada a fines relacionados con la divulgación de la memoria democrática, lo que conlleva otra condición más de uso para el Consistorio.

 Por esta serie de motivos, la administración local no se ha puesto aún a pensar qué destino se podría dar al palacete que sirvió de residencia del Gobernador Civil y se hizo tristemente más conocido por ser el lugar en el que fueron torturados José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala antes de ser asesinados.

La semana pasada, una vez conocido el acuerdo entre el Gobierno de Sánchez y EH Bildu para aprobar la ley de memoria democrática que incluía la cesión de La Cumbre a la ciudad, la alcaldesa en funciones de Donostia, Nekane Arzallus, confió en la iniciativa fuera “una buena noticia para Donostia” siempre y cuando el Ayuntamiento pudiera disponer de la propiedad “para su utilidad pública y el disfrute de la ciudadanía”.

Aunque en los últimos años, el Consistorio no ha solicitado la propiedad, con unos jardines de 18.000 metros cuadrados, la asociación de vecinos Lantxabe sí reclamó al Consistorio que trabajase por hacerse con la parcela para destinarla a usos relacionados con el barrio. Asimismo, criticó que estuviese abandonada “dando trabajo de mantenimiento, sin servicio público alguno”, según la queja que hicieron pública hace dos años.

Durante la dictadura, cuando Franco veraneaba en Donostia y se instalaba en el palacio de Aiete, el cercano palacete de La Cumbre servía como residencia al ministro de la Gobernación o de Asuntos Exteriores, así como a invitados especiales. La pequeña historia recuerda también que Juan Carlos de Borbón y Sofía de Grecia se alojaron en La Cumbre en 1973 como príncipes y en 1981 como reyes.