El libro creado para reinvindicar la existencia urbana de Donostia antes del incendio de 1813 no solo está dirigido a los arquitectos, historiadores, geógrafos y estudiosos. También a estudiantes y donostiarras interesados en el pasado de su ciudad a todos a los que les guste conocer el origen de su ciudad.

“Podría ser presuntuoso, pero lo he planteado como mi pequeña aportación a mi entrañable ciudad de adopción, Donostia-San Sebastián”, dice el arquitecto nacido en Bruselas y criado en Donostia desde sus cuatro años.

Pi Chevrot explica que los restos más antiguos de la ciudad se encuentran actualmente en la iglesia de San Vicente, en concreto en su torre atrio delantera y en su ábside trasero. Estos restos se salvaron del incendio que padeció la ciudad en 1489, según señala.

También sobrevivieron al mismo fuego el edificio de “La Torre”, hoy Gaztelubide, pero solo quedan algunos rastros góticos en su fachada lateral oeste.

La calle más antigua de Donostia, destaca Pi Chevrot, es la calle Campanario, “aunque reconducida dos o tres metros más abajo, tras la reconstrucción posterior a 1813, calle que unida a la actual 31 de Agosto formaba la calle de la Trinidad a la redonda, que rodeaba la ciudad y que lo más probable precedió la villa de fundación de 1180”.

El investigador sigue en la actualidad con su tarea de escudriñar archivos y descubrir todos los nuevos datos históricos posibles respecto a la formación urbana de la capital de Gipuzkoa. “Mi mayor ilusión sería encontrar planos desaparecidos o supuestamente perdidos, como los que hiciera Torelli para la Plaza Nueva o como el parcelario de 1810, que se salvó del incendio de 1813”, confiesa el estudioso. Ugartemendia, el encargado de la reconstrucción de la ciudad tras el incendio, utilizó este parcelario para describir las partes destruidas intramuros.