donostia - El alcalde de Donostia, Eneko Goia, obligó ayer a la Guardia Municipal a retirar la bandera estelada que colgaba de los asientos de EH Bildu al inicio de la sesión Plenaria, una actuación que retrasó 40 minutos el arranque efectivo del Pleno. El regidor solicitó a la portavoz abertzale, Reyes Carrere, que eliminase el símbolo independentista catalán, a lo que Carrere se negó “por solidaridad con el pueblo catalán”. Goia aseguró que, según el informe jurídico que había sido consultado, “este tipo de manifestaciones no tienen lugar de ser por ser consideradas como intervenciones fuera de turno” y le volvió a pedir su retirada, a lo que de nuevo se negó.

El concejal del PP, Borja Corominas, que ejerció de portavoz del grupo ante la ausencia de Borja Sémper, respondió en catalán que “la solidaridad con el pueblo catalán se demuestra de otras maneras”, pero fue interrumpido por el alcalde, que pidió en una tercera ocasión que se descolgase la bandera. Tras el tercer no de EH Bildu se suspendió la sesión y, tras unos minutos de conversaciones, Goia insistió una cuarta vez sin éxito. Finalmente, dos agentes municipales eliminaron la enseña sin mayores contratiempos.

Si la bandera no se hubiera eliminado, el PP se habría marchado, según se supo después. Los socialistas, por su parte, habían previsto debatir y votar los diez puntos resolutivos del Pleno y abandonar la sesión al inicio de las mociones.

No lo hicieron entonces, pero sí a las 16.30 horas, tras un encontronazo con la concejala de Elkarrekin Donostia Haizea Garay que, en su discurso en favor de la contratación pública de trabajadores para el asfaltado, se refirió de modo irónico a la compra de una despedregadora para eliminar las piedras de Ondarreta. “Insto al PSE a reflexionar sobre si defiende los intereses de la mayoría social y la creación de empleo público de calidad o responde a los intereses de unos pocos, de algunas empresas que probablemente sean amigas de ustedes”, dijo Garay.

La insinuación molestó vivamente al portavoz socialista, Ernesto Gasco, que exigió a Garay una rectificación. “Nos está acusando de prevaricación y eso es un delito”, dijo el portavoz socialista, que añadió: “Estamos totalmente ofendidos”. El alcalde, de nuevo, ordenó un receso para abordar el asunto y tras reiniciarse la sesión pidió unas palabras a la concejala de Elkarrekin Donostia. Garay manifestó que pretendía hacer una crítica política y preguntar a los socialistas si estaban por la creación de empleo o por favorecer intereses privados pero añadió que no les quería acusar de corrupción. No fue suficiente para los socialistas, que salieron del Pleno muy molestos.

Su ausencia permitió después, por ejemplo, que se aprobase una moción de EH Bildu que pedía retirar las piedras de Belartza, un texto que contó con el rechazo del PNV.

Los desencuentros personales salieron a la palestra más veces en la sesión plenaria de ayer, en la que más de uno advirtió un aroma preelectoral. La portavoz de Elkarrekin Donostia, Aitzole Araneta, por ejemplo, acusó al concejal responsable del área de personal, Juanra Viles, de “irresponsable” y “faltón”, además de anunciar que pasaría de su discurso del euskera al castellano “para que no tenga que usar la traducción simultánea”.

Araneta le criticó por no asistir en persona a las negociaciones para la modificación de la plantilla de trabajadores, como piden los sindicatos. Viles dijo que se abstendría de responder a los adjetivos porque cree “en la democracia parlamentaria” y señaló que su presencia en la negociación no es legalmente obligatoria. Mientras, se escuchaban gritos del exconcejal de HB Joseba Alvarez, ahora sindicalista de LAB, y de representantes de otras centrales, en contra de la modificación de plantilla. Esta se aprobó con los votos del PNV, PSE y PP a favor. EH Bildu y Elkarrekin Podemos votaron en contra.