Traje de cocinero, bueno, bonito y barato
Los uniformes napoleónicos son un ingrediente más de la fiesta donostiarra pero es una indumentaria que está de capa caída. Ninguna de las tres nuevas compañías de adultos opta por ella.
Parece que los trajes de soldado napoleónico como indumentaria tamborrera están de capa caída, al menos en lo que a las nuevas incorporaciones se refiere. Las tres compañías de adultos que se estrenan en 2018 se han decantado por el traje de cocinero, más económico y sencillo, aunque menos vistoso. La asociación de Padres y Madres de La Salle ha optado por vestimentas de cocineros, cocineras y aguadoras, estas últimas con falda roja y chaqueta azul. La nueva asociación de Amigos de Angulas Aguinaga solo vestirá la clásica ropa blanca mientras que Claret Gizarte Kultur Elkartea participará en la fiesta con atuendo de cocinero (casaca blanca y pantalón milrayas) y de batelera, con casaca azul, falda de cuadros y gorro.
Los trajes napoleónicos tienen un coste claramente superior, ya que parten de, aproximadamente, unos 300 euros y van encareciéndose a medida que van incorporando complementos, como el correaje, o materiales concretos, como hilos dorados y otros detalles, que es necesario coser a mano.
Los trajes de cocinero son a todas luces más baratos y más fáciles de lavar y volver a usar. Por ello, no es extraño que las nuevas formaciones que se incorporan a la Tamborrada donostiarra no se rompan la cabeza para rescatar o inventar uniformes de hace dos siglos, como sucedía años atrás.
Las tiendas de ropa de trabajo, como La Confianza, Working y muchas otras, se transforman en los días previos a San Sebastián y el atuendo de cocinero rebosa en las baldas y los armarios. Una vez pasado Santo Tomás, los pedidos de estos trajes van en aumento y se puede conseguir el uniforme completo por entre 55 y 75 euros, según las calidades, el tipo de gorro, los tejidos y los bordados, si los hay. Si se hacen pedidos fuertes, los comerciantes también consiguen mejores precios para sus clientes.
En la Tamborrada también hay versión low cost a la hora de vestir y la propuesta vuelve a venir del gigante asiático. Los donostiarras, cada vez menos, que no salen en una tamborrada pueden montársela a su aire con la cuadrilla o con los niños.
Si se quiere una fiesta de usar y tirar el kit de cocinero resulta asequible. El lote de diez gorros de sukaldari a 14 euros, los tambores, según tamaño y calidad. Los buenos, no de plástico, oscilan entre los 13 y los 20 euros y los palillos, a 0,55 euros.
Para salir a la calle de riguroso blanco no puede faltar el delantal. También aquí los materiales y los tamaños cuentan y los precios oscilan entre los cerca de cuatro y nueve euros. Los pantalones, si en casa ya se cuenta con una camisa blanca, rondan los once euros. Si se quiere todo el lote, también está disponible a precios que no superan los 15 euros. El complemento ineludible es el pañuelo, a tres euros, y los guantes, a un euro. Si se tiene vocación de director de la compañía, hace falta un bastón de mando y los hay también a casi 17 euros. La opción tres en uno, palillos, tabla y gorro, puede adquirirse a 3,25 euros en las tiendas.
Aunque no sea parte inherente de la indumentaria, con lo que se avecina en lo meteorológico, el chubasquero transparente parece obligatorio y está disponible a poco más de un euro. Mejor adelantarse, ya que hubo un año que la lluvia que caía en la Tamborrada Infantil provocó que se agotaran en los comercios de la zona.
Segunda mano Hay otras opciones para hacerse con un traje de cocinero, como la de adquirirlo de segunda mano a aquellos que ya no lo usan. Esta fórmula se utiliza con relativa frecuencia en las tamborradas en la que alguno de sus miembros la abandona. En este caso el uniforme, habitualmente bordado con el escudo o el logotipo de la formación, puede adquirirse a un precio más bajo.
Estas mismas compañías también facilitan a los nuevos miembros los trajes de cocinero cuando los solicitan, aunque en este caso el precio no difiere mucho del que se oferta en los establecimientos especializados.
La cuestión de fondo radica en vivir la fiesta como se puede o se quiere, sin que el presupuesto sea un obstáculo para disfrutarla a tope. El humor no se compra ni se vende y el amor a Donostia y su día más grande, tampoco.