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Un restaurante de El Antiguo, y para los antiguotarras, con lista de espera

Este año una mesa de hijos e hijas toma el relevo a la de sus progenitores porque nadie quiere perder la plaza

Un restaurante de El Antiguo, y para los antiguotarras, con lista de esperaFoto: Ruben Plaza

DONOSTIA - El restaurante Oliyos es todo un símbolo en el barrio de El Antiguo y por este motivo son antiguotarras los que llenan su comedor e , incluso, la zona del bar, que la víspera del día de San Sebastián cierra sus puertas para poder acoger más mesas.

Mari Jose Urdaieta, que controla la cocina y las reservas, explica cómo se organiza. La cena, con un precio de 65 euros “por tercer año”, incluye, además de entrantes, un segundo plato a elegir entre merluza, cordero y solomillo. “Por la experiencia tengo calculadas 25 raciones de pescado, 15 de cordero y otras 15 de solomillo”, añade.

Todo llega en las horas previas, comprado “en el barrio a proveedores del barrio. No importa que en días especiales suban el precio. Yo no voy a grandes superficies para que me salga más barato”.

Intenta adelantar aliños y va elaborando el mi-cuit que se coloca sobre la mesa, pero son las últimas horas las más frenéticas en la cocina.

Muchas caras de los comensales se repiten año a año y cuando hay alguna baja, enseguida hay quien está dispuesto a llenarla, porque en el Oliyos hay lista de espera. “Este año una mesa de cuatro avisó de que no venía y para primeros de diciembre ya teníamos sustitutos, que la habían pedido”. Pese a todo las deserciones son pocas y se han quedado fuera varias personas interesadas en probar el menú de este clásico antiguotarra

De la lealtad de la clientela da fe el hecho de que el próximo viernes habrá relevo generacional en la cena del Oliyos. “Este año vienen los hijos en vez de los padres a una de las mesas”, señala Mari José Urdaieta, que ese día dispone de todo el personal para el comedor, ya que la barra no trabaja.

Del mostrador se encarga a diario Josetxo Irurtia que en una fecha tan señalada controla la bodega que surte a los comensales. Tampoco en este caso se cambia de proveedor, lo único que se hace es “pedir algo más de todo”.

Con la maquinaria bajo control solo queda esperar a la víspera para que el Oliyos acoja una cena que dura y dura ya que, una vez se iza la bandera, dentro del restaurante la barra libre provoca que la fiesta prosiga hasta altas horas de la madrugada.

Mientras los comensales duermen, a Josetxo y Mari Jose les toca trabajar ya que el día 20 tienen también “todo lleno” tanto para comer como para cenar. - A.L.