La caza podrá volver a Ulia el próximo otoño. Al menos así lo esperan los cazadores después de que el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco les haya dado parcialmente la razón en el recurso que presentaron contra la orden foral del año 2014 que prohibió esta actividad en todo el monte. Tras el último fallo, los cazadores podrán usar de nuevo los cerca de 40 puestos de caza tradicional que siguen aún instalados en Ulia, aunque se han deteriorado, tras unos cinco años sin utilización. Antes de la orden foral ahora invalidada, en 2012 la Diputación emitió otro dictamen, que también resultó anulado posteriormente, por lo que los cazadores han dejado de usar estos espacios desde entonces, según recalcan.

La sentencia, que podría ser recurrida por la Diputación y los ayuntamientos de Donostia y Pasaia, considera que no se pueden invalidar los puestos ubicados en este monte ya que son anteriores a la Ley Vasca de Caza, que autoriza estos puntos concretos de caza y que es una norma de rango superior a las órdenes que pueda dictaminar la Diputación.

Así pues, si las instituciones no presentan recurso a la decisión judicial, los aficionados a esta práctica podrán ir en busca de palomas y malvices en el periodo de septiembre a noviembre, cuando acostumbran a usar las estructuras situadas en el monte para la práctica cinegética.

Hasta el otoño, las asociaciones de cazadores tendrán tiempo de acondicionar el entorno de Ulia en el que acostumbran a moverse y que está “descuidado y lleno de zarzas en la actualidad, tras varios años sin uso”, según explican miembros de la Federación Guipuzcoana de Caza.

El debate sobre la caza en Ulia lleva casi una década sobre el tapete, cuando el Ayuntamiento de Donostia hizo suyas las reinvindicaciones de entidades ecologistas y de aficionados a las aves, como la Sociedad Española de Ornitología (SEO-Bird Life), que reclamaron la prohibición de la caza. En 2008, el entonces alcalde, Odón Elorza, anunció que desmantelaría los cerca de veinte puestos de caza ubicados en la parte donostiarra del monte Ulia y pidió a la Diputación que prohibiese de modo tajante la caza en el citado espacio natural. Entonces, el Consistorio reconocía que los puestos de caza del monte estaban autorizados, aunque aseguraba que las condiciones en las que debían usarse se incumplían reiteradamente.

Los cazadores, por su parte, negaban el uso ilegal de los puestos y recordaban que las reglas estipuladas eran cumplidas por la generalidad de estos aficionados que, por ejemplo, no pueden disparar después de las 10.00 horas de la mañana ni transitar por el monte con la escopeta cargada.

En la actualidad, hay 18.000 licencias para cazar en Gipuzkoa, de las que unas 4.000 corresponden a donostiarras. Además, muchos guipuzcoanos, según señala la Federación, tienen licencia para cazar en otros territorios.