más colores y potencia. La colección de fuegos artificiales de la casa china Firevision Internacional, que clausuró los Juegos Olímpicos de Pekín, no defraudó anoche en la bahía donostiarra. Los numerosos colores empleados, con tonalidades poco habituales, así como la gran luminosidad de muchas figuras llamaron la atención del público. La exhibición asiática colocó en el cielo caritas sonrientes, estrellas y corazones así como las clásicas palmeras y bombas japonesas que destacaron por su fuerza, altura y corrección. Abanicos sinuosos de colores que nacían de Alderdi Eder también pusieron la nota original en un espectáculo que se distinguió además por el fuerte ritmo imprimido a los lanzamientos que, en algunos momento, parecía no dejar tiempo de respirar a los miles de congregados frente al espectáculo pirotécnico. Foto: Iker Azurmendi