Donostia. Voluntarios de diversas asociaciones y comparsas de fiestas fueron los encargados de interpretar la clásica canción Artillero dale fuego, en un emocionante acto que dejó a más de uno y de una al borde de las lágrimas. Casi 80 voluntarios acudieron ayer al ayuntamiento donostiarra para cantar y bailar el tema emblemático de las fiestas, que precedió al famoso cañonazo que da apertura a la Semana Grande desde hace 21 años. El arranque festivo, que comenzó a las siete de la tarde, culminó con un despliegue de música, confeti y serpentinas, ante una entusiasmada multitud que aplaudió efusivamente la actuación.
"Es un momento muy especial: la canción, la gente, la música... He estado a punto de llorar, ha sido muy emotivo", afirmó Maribel, de la Asociación Alaya, que añadió que "no dudaría en repetir la experiencia". "Nos ha sabido a poco, nos gustaría poder tener más tiempo para disfrutar del momento y de la fiesta", concluyó la voluntaria. Iragartze Martin, de la Asociación de vecinos Ibaeta, se sumó a la opinión general de que la actuación se "pasa rápido", pero afirmó que "está bien así" . Asimismo, añadió: "Esto solo se vive una vez, por lo que hay que aprovecharlo y disfrutarlo para guardarlo siempre en el recuerdo".
El nerviosismo se palpaba en el ambiente momentos antes de la interpretación del Artillero, para la cual se preparó un escenario en la terraza de Alderdi Eder. "Nos da mucha vergüenza", confesaban Amador Ramos y Basi Sedano, segundos antes de salir a cantar ante el público. "Estamos muy nerviosos. Solo hemos ensayado una vez hoy", añadía. Sin embargo, a pesar de las dudas de algunos, el espectáculo fue todo un éxito que consiguió enardecer a todos los donostiarras congregados en Alderdi Eder.
Otros, por el contrario, se mostraban seguros de sí mismos en los momentos previos e ,incluso, ansiosos por salir al escenario. "No estoy nada nervioso, aunque solo he ensayado un día", afirmaba Angel Arnedo, fundador del grupo Trumoiak, quien añadía que "es un momento inigualable" y agradeció al ayuntamiento el homenaje hacia los voluntarios.
Tras la interpretación del Artillero, los voluntarios pudieron compartir un rato con el alcalde, Juan Karlos Izagirre, y distintos representantes de los partidos políticos del gobierno local, en la Sala de Plenos del ayuntamiento. Allí, se celebró un brindis con champagne en honor de los intérpretes, a los que también se ofreció un lunch, por cortesía municipal.