Donostia. El Museo Naval del muelle de Donostia está recubierto en la actualidad por un andamio, que oculta su fachada. Sin embargo, no es este el elemento que va a ser rehabilitado, sino el tejado, que se encontraba muy deteriorado y que será sustituido en su totalidad. También se repararán los aleros del viejo inmueble, por lo que la estructura que lo rodea servirá para evitar peligros a los paseantes.

En los últimos años, los problemas de humedades y goteras han afectado continuamente al edificio de uso cultural propiedad de la Diputación. Tras la insistencia del problema, el ente foral sacó la obra a concurso y esta comenzó a finales de abril para extenderse a lo largo de unas seis semanas.

Los trabajos costarán más de 92.000 euros y persiguen una rehabilitación integral de la cubierta, con la retirada de todas las tejas y su sustitución por otras en los 400 metros cuadrados de superficie. Antes de su colocación se llevará a cabo una impermeabilización de la cubierta y se aplicará un aislamiento térmico.

La cubierta del Museo Naval acogía tejas de distintas épocas, ya que ha sido parcheado en distintas ocasiones en las últimas décadas. Pero ninguna es original, ya que el edificio es antiguo. Data del siglo XVIII y es uno de los pocos que se salvaron de la destrucción que afectó a la ciudad hace 200 años.

La página web del Museo Naval explica que este edificio es, además, el único vestigio arquitectónico del Consulado de San Sebastián que ha llegado hasta nuestros días. La edificación es una casa-torre y fue construida por el Consulado para controlar la actividad portuaria de Donostia así como la prestación de servicios diversos, la vigilancia de las entradas y salidas de barcos, el cobro de impuestos de amarre, el control de carga y descarga, y el mantenimiento de los muelles y fondos en buen estado, entre otras cuestiones.

Hasta mediados del XIX, la casa-torre del Consulado fue el único edificio situado extramuros, en la zona portuaria de Donostia. Se desconoce la fecha exacta de su construcción, pero se calcula que tuvo lugar a mediados del siglo XVIII, ya que figura en un plano de Donostia de 1760 con la denominación Casa del Consulado. Tras el incendio de 1813, pasó a ser sede oficial del Consulado y de la Cofradía de Mareantes de San Pedro.