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Diez horas y 90 kilómetros corriendo

el donostiarra imanol gonzález ha realizado corriendo la distancia que separa pamplona de donostia

Diez horas y 90 kilómetros corriendoJavi Colmenero

cORRER está de moda. Pasear por la ciudad significa esquivar a decenas de personas que han descubierto en este deporte su modo de ponerse en forma. Maratones, medias maratones, recorridos de diez, siete o cinco kilómetros han proliferado en los últimos años, pero a buen seguro que nadie que haya participado en una de estas pruebas se ha atrevido a completar el trayecto que separa Pamplona de Donostia.

Este ha sido el proyecto que durante más de un año ha llevado en la cabeza Imanol González (Donostia, 1981) y que por fin llevó a cabo el pasado sábado día 1. Los 89 kilómetros han sido bautizados por este donostiarra, que tiene el deporte como hobbie pero que no se dedica a él de forma profesional, como la Pamplostia.

Según explica, la idea surgió en una reunión de amigos "hace ya un tiempo". "Pasaban los meses y la presión era cada vez mayor para que me animara a hacerlo, así que al final pusimos una fecha: el 1 de diciembre. Había participado en triatlones largos y he corrido maratones, pero nunca había hecho nada parecido", dice González.

Así, empujado por la cuadrilla este joven partió a las 6.00 de la mañana hacia Pamplona. Allí, acompañado por un grupo de amigos, comenzó a correr y algo que empezó siendo una "locura" en la que iba a estar rodeado de "tres o cuatro personas" se convirtió en "algo más". "La verdad es que me ha sorprendido cómo se ha ido sumando la gente", apunta.

En parte del trayecto tuvo una treintena de conocidos que le acompañaron corriendo y otros que lo hicieron en bicicleta y así llegó desde la Plaza del Castillo hasta la explanada de Sagüés, pasando por Irurtzun, Lekunberri, Leitza, Andoain y Hernani. "La mayor parte del camino la hice por la vía verde del Plazaola. Nunca había pasado de 45 kilómetros y la del sábado fue la primera vez que corrí tanto", señala.

El peso de la distancia se hizo notar, sobre todo, al llegar a Hernani. "Entre Ergobia y Martutene pasé un momento en el que se me hizo larguísimo y es que al final fueron diez horas y media de ejercicio. Durante parte del trayecto tuve la sensación de que no iba tan bien, pero luego me vine arriba al llegar a Donosti y ver a toda la gente que me esperaba", asegura Imanol González.

marco incomparable

Las piernas y la cabeza

De entre toda la gente que le ha ayudado, el donostiarra cita a su novia Vanesa y a su amigo Javi Cortés. "Soy un cabezón y eso mezclado con la inconsciencia hace que la cosa haya salido adelante, aunque tengo que reconocer que no he hecho nada especial para entrenar más que leer alguna cosa por Internet. Hacía trayectos un poco más largos, pero nada más". Y añade: "La verdad es que pasamos un día de la leche".

Preguntado por la posibilidad de volver a repetir la gesta, González se ríe. "No sé, no sé. Ahora mismo la cabeza me dice que sí, pero las piernas no opinan lo mismo".

Lo que está claro es que el deporte "está de moda" y este tipo de iniciativas tienen cada vez más predicamento. "El deporte está de moda y cada vez hay más carreras, salen como champiñones. Además, Donostia está bien para correr, para iniciarse; eso que se llama el marco incomparable, el paseo de La Concha, está muy bien para practicar este deporte", asegura.