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Aprendices de pirata

Los más pequeños y sus aitas se divierten con el primer Abordaia Txikia

Aprendices de pirataI. Azurmendi

Donostia. Al grito de abordatzera!, Harri, de cinco años, situado en la proa del hinchable, sumergió las manos en el agua para remar con todas sus fuerzas. Junto a él, Izpi, Kain y Oier hicieron más de lo mismo mientras su aita les empujaba para coger velocidad. Tenían que llegar al otro extremo de la piscina, coger el pañuelo de sus contrincantes y volver a su puesto inicial. Pero no iba a ser fácil. Frente a ellos, las dos balsas de Ekain, Libe, Iraia y Malen, acompañados por dos de sus padres, los abordarían para que no lograran su cometido. Entre salpicones de agua y empujones, el grupo de Harri y el de Ekain libraron una divertida batalla en la que los primeros resultaron ganadores. "Han hecho trampa", se quejaba Malen, mientras Harri abrazaba victorioso a su padre.

Con el sol pegando fuerte en lo alto de un cielo despejado, más de un centenar de pequeños piratas desfilaron ayer con sus bikinis por el puerto de Donostia. Ninguno se quería perder el primer Abordaia Txikia organizado por Donostiako Piratak. El reloj no había marcado las 17.00 horas y un montón de niños, acompañados por sus aitas, hacían cola para apuntarse en la contienda. "Acabamos de empezar y ya hay casi 200 niños apuntados" explicaba un emocionado Raúl Monferrer, coordinador de Aukaz Elkartea, grupo de tiempo libre voluntario encargado de gestionar las actividades infantiles.

Tras participar en una de las batallas, el aita de Libe miraba maravillado a la multitud de gente reunida en torno al Abordaia Txikia. Acababa de jugar junto a su hija de cinco años en una de las luchas y se lamentaba porque ya no podía volver a hacerlo. "Me lo he pasado bomba. El año que viene tenemos que volver" le instaba a su esposa. Mientras tanto, Amets, de seis años, y su ama Itziar hacían cola para introducirse en la piscina. "Estamos encantados con los piratas. Es una gozada que este año hayan preparado tantas actividades para los txikis", explicaba Itziar, que junto a su hijo esperaba que llegara su turno.

Cuando llegó la tanda de los más mayores, Arantza, Maitane y Nerea, de doce años, ya tenían pensado su plan para vencer a sus amigos. Y es que para estos jóvenes el Abordaia Txikia no era más que un entrenamiento previo que les permitiría entrenarse para la mayor de las batallas: el gran Abordaje de los mayores.