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Un barrio de mármol

en egia PERviven media decena de negocios que se dedican a la artesanía funeraria

Un barrio de mármolFoto: karlos corbella

sus carteles lo dejan bien claro: Trabajos de cementerio. No se dedican a fabricar encimeras, aunque sí que trabajan el mármol. Son establecimientos que se dedican a la artesanía funeraria y, como es lógico, se encuentran en las inmediaciones de la necrópolis de Polloe. En el barrio de Egia, hoy en día, media decena de estos negocios dan servicio a los familiares de los difuntos.

Casi al final de la calle Virgen del Carmen, antes de llegar al parque infantil que se llena de puestos de venta de flores el Día de Todos los Santos, se encuentran tres de estas marmolerías. Son los ecos que se mantienen de una época en la que Egia era conocida por su potente industria marmolera. No en vano, este enclave de Donostia ha sido el hogar varias grandes marmolerías como la de Tomás Altuna, desde finales del siglo XIX -cuando el cementerio se trasladó desde San Bartolomé-, y también de Mármoles Cantabria, que se situaba en la plaza Luis Martín Santos, donde ahora se encuentra el polideportivo, entre otras.

De las citadas tres empresas, solo dos permanecen abiertas: Mármoles Alonso, situado en el numero 69 de la calle Virgen del Carmen, cerró "hace meses por jubilación", informan desde tiendas vecinas.

Un poco más abajo en la calle, a la altura del número 62, se encuentra otra marmolería, la de J.I. Llanderas. Nos atiende Iñaki Llanderas, hijo del dueño, quien nos explica que el negocio fue abierto hace un par de décadas y que se dedican, sobre todo, a grabar nombres en la piedra con unos moldes. También ofrecen servicios de limpieza de panteones, añade.

Llanderas indica que, para quien quiera, venden losas que oscilan en precio desde 600 hasta 1.000 euros, dependiendo del tipo de piedra que se vaya a utilizar. El mármol, aclara, lo traen de empresas de fuera de Donostia.

Por su parte, Aitor Etxandi regenta el local de mármoles que lleva su apellido y que se sitúa en el número 58 de Virgen del Carmen. Con orgullo reconoce que es la marmolería más antigua, que lleva abierta desde 1982. Etxandi, como Llanderas, también se dedica a grabar placas y lápidas y explica que, en el caso de piezas grades, como las losas, las encarga a medida. "No puedo cortar yo la piedra, los vecinos se quejarían", reconoce.

Etxandi recuerda las antiguas marmolerías que había antes en Egia, como mármoles González, que cerró "hace unos doce años", y rememora que compraba sus piezas en Mármoles Cantabria, antes de que ésta se trasladase a Astigarraga.

menos trabajo

La crisis y la incineración

Como en todos los sectores, los negocios que se dedican a los trabajos de cementerio también están en crisis. Etxandi indica que la gente ha dejado de pedir limpiezas de lápidas y panteones.

Pero más allá de cuestiones concretas y de consecuencias de la crisis económica, tanto Etxandi como Llaneras perciben un descenso en sus servicios a medida que sube la tasa de incineración: si no hay enterramiento no es necesaria ninguna placa, ninguna lápida, ni por supuesto, ningún tipo de mantenimiento ni limpieza.

En unos datos ofrecidos por la empresa Polloe-Memora, que en 2010 se hizo con la gestión del la antigua empresa municipal, en un plazo de dos años el número de enterramientos e incineraciones se equiparará. Actualmente en Donostia se producen unos 1.600 fallecimientos al año y de esa cifra en torno al 40% de los cuerpos se acaban incinerando. Por supuesto, todo esto afecta a los negocios de marmolería, que ya no tienen el mismo peso en un barrio en el que durante muchos años el mármol era la piedra más preciosa.