"Queremos lavadoras más pequeñas"
La comunidad de vecinos de los nuevos apartamentos de Montpellier pide a etxegintza lavadoras de cinco kilos
LOS apartamentos Montpellier para jóvenes, en El Antiguo, no tienen lavadora. En su lugar, las 50 viviendas de Etxegintza -Entidad Pública de Vivienda de Donostia- que se inauguraron en agosto, cuentan con una lavandería común compuesta por cuatro lavadoras y otras tantas secadoras. Esta iniciativa, pionera en el Estado en cuanto a viviendas de protección oficial, busca ahorrar energía, según explicaron en su momento los responsables municipales. Así, a cada vecino le cuesta dos euros poner una colada y otros dos secar la ropa; en este precio están incluidos el jabón y el suavizante.
Sin embargo, en estos primeros meses los inquilinos han detectado que la capacidad de las lavadoras -diez kilos- es demasiado grande. Por eso, la comunidad de Montpellier ha solicitado a Etxegintza que estudie la posibilidad de cambiar estos aparatos por otros de cinco kilos. "Teniendo en cuenta que los apartamentos son para jóvenes y que en muchos vive una sola persona, se quedan grandes y necesitas mucho tiempo para acumular diez kilos de ropa. Hemos pedido que las lavadoras sean más pequeñas o que, al menos, dos sean de cinco kilos", explica Irati Salazar, una de las habitantes de estos apartamentos.
A la espera de una respuesta por parte de la entidad, Salazar se muestra "muy contenta" con el sistema, aunque reconoce que entre el vecindario hay opiniones para todos los gustos. "¿Que es una molestia?. Bueno, yo en mi anterior casa tenía una lavadora y si necesitaba unos vaqueros ponía una colada. Ahora te das cuenta de que muchas veces se ponían con demasiada poca ropa. Aquí tienes que ir con tus dos euros y ves el gasto de manera directa, así que hasta que el carro no se llena, no se baja a la lavandería", asegura la vecina.
En este sentido, apunta que este servicio comunal ha provocado que se fomente "ser más cuidadoso". "En estos tiempos en los que cada uno va a su aire aprendes a mirar un poco más y a intentar dejarlo todo bien para el siguiente, como te gustaría encontrarlo a ti", añade.
restricción
Los horarios
Por otra parte, los habitantes de los 50 pisos han acordado limitar el horario para poder poner una lavadora o una secadora con el objeto de no molestar a los vecinos que viven más cerca de la lavandería. "Cuando entramos no había horarios. Hay casas que tienen la sala cerca y entre la lavadora, el carrito, las puertas o alguien que lavaba la ropa a las doce de la noche... tenían mucho ruido. Ahora el tope son las diez de la noche", dice Salazar.
En cuento a las posibles aglomeraciones, la vecina indica que son los sábados y festivos y los días lluviosos cuando más concentración registra la lavandería. "Algunos días que ha hecho muy malo sí que nos hemos juntado muchos al mismo tiempo, pero, en general, entre semana no suele haber ningún problema", relata Irati.
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