Donostia. El edificio del Bellas Artes se encuentra en situación de ruina técnica desde hace diez años. Así lo aseguró el Tribunal Supremo en una sentencia emitida en 2001, que puso fin al pleito entre la Sociedad Anónima de Deportes y Espectáculos (Sade), propietaria del edificio, y el Ayuntamiento de Donostia. Ambas partes acudieron a los tribunales para determinar a quién correspondía pagar los desperfectos aparecidos en el inmueble, que se encontraba sin uso desde 20 años atrás.

La ruina técnica se determina cuando las reparaciones necesarias en los inmuebles son más costosas que los propios edificios. Y ya hace diez años, el Tribunal Supremo consideró que los arreglos que requería el Bellas Artes para seguir siendo una bonita imagen de la ciudad y no provocar peligros a los viandantes eran más caros que el propio inmueble. En concreto, su coste quedó cifrado en un 267% del valor del edificio.

Por ello, el Ayuntamiento pintó y reparó algunos elementos de la fachada que provocaban peligro y la Sade tuvo que pagar estos últimos, pero no la decoración, que recayó en las arcas municipales.

La ruina técnica es un concepto diferente al de ruina inminente, una situación que se suele evitar con antelación y para la cual se hace necesario derribar la construcción en peligro.

La existencia de una sentencia que determina que el Bellas Artes se encuentra en una situación de ruina técnica, fue expuesta la pasada semana por los propietarios del edificio, cuando tuvieron conocimiento de que había sido ocupado por personas vinculadas al movimiento del 15-M. A su vez, la Guardia Municipal, tras forzar la puerta para entrar en el antiguo cine, informó a los tres jóvenes que se hallaban en el interior de la situación.

Coro Odriozola, la gerente de Sade, empresa que lleva en la actualidad la gestión de los cines Príncipe, Trueba y Antiguo Berri, explicó ayer a este diario que, en la actualidad, el edificio sirve como almacén de distinta maquinaria de proyección cinematográfica y recalcó que "no se encuentra abandonado". Además, el inmueble dispone de luz y de agua, lo que indica que sigue teniendo una función. La representante de la empresa, sin embargo, reconoce que su uso actual, como almacén de enseres, no es el más adecuado para el coqueto palacio de planta triangular de casi un siglo de vida y considera que deambular por los palcos y determinadas zonas del interior del inmueble "no es lo más seguro".

Indemnización Por otra parte, la empresa se encuentra a la espera de que el Ayuntamiento apruebe el Plan Especial de Patrimonio -pendiente desde 1995- que determinará qué se puede hacer y qué no en el viejo edificio. En caso de que la normativa siga impidiendo que el Bellas Artes acoja alguna utilidad lucrativa, la Sade advirtió al Consistorio de que pedirá la correspondiente indemnización por "vinculación singular". Esta compensación se solicita en aquellos casos en los que los municipios obligan a los propietarios de determinados bienes a mantenerlos de modo especial, con un coste mayor al que tendría en un caso normal.