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20 años buscando la estación de autobuses

el debate para construir la nueva terminal y elegir ubicación se remonta a los 90En 2000 iba a construirse en Riberas; en 2007 se anunció que las obras se iniciarían en dos años en Atotxa

20 años buscando la estación de autobusesRuben Plaza

Donostia. La estación de autobuses de Donostia iba a ser una realidad en breve en el año 2000, cuando se decidió ubicarla en Riberas de Loiola "definitivamente". Siete años después se dejó de lado el proyecto, ya avanzado, para empezar otra vez de cero. El exalcalde Odón Elorza apostó por construir la estación en Atotxa, y sería realidad esa misma legislatura. La pasada primavera, se adjudicaron las obras y parecía que esta vez sí, que la estación arrancaría en meses. Pues otra vez no. El cambio de Gobierno reabre el debate para ubicarla, de nuevo, en Riberas. Aunque el alcalde, Juan Karlos Izagirre, también promete que habrá estación antes de 2016.

El complicado y largo proceso que parecía terminado y que puede volver a empezar de cero arrancó hace ya casi 20 años. En 1993, con la inauguración del hotel Amara Plaza, se construyeron los andenes de los autobuses. Aunque desde que nació la estación de Pío XII ha sido siempre "provisional", parece que superará los 20 años.

tres opciones A mediados de los 90 comenzó el debate sobre la ubicación de la estación y comenzaron, también, los desacuerdos entre el Ayuntamiento liderado por Elorza y la Diputación Foral de Gipuzkoa. Se barajaron hasta siete opciones hasta que se seleccionaron tres posibilidades, todas ellas soterradas: la plaza Pío XII, bajo el parque Araba y Riberas de Loiola.

En el año 2000, tras años ya con el tema sobre la mesa y sin llegar a un acuerdo, se encargaron estudios para los tres emplazamientos. La Diputación era partidaria de construirla bajo el parque Araba, al considerar que era la opción más céntrica. También las compañías de autobuses se mostraron partidarias de esta opción, aunque Elorza no estaba de acuerdo. Entonces, el regidor socialista alegó que la obra afectaría al tráfico y, también, al arbolado de la zona.

Uno de los estudios proponía también soterrar la estación en su emplazamiento actual, en Pío XII, aunque esta posibilidad se dejó de lado y Elorza logró aunar apoyos suficientes para su opción: los grupos de PNV-EA y Euskal Herritarrok del Ayuntamiento apoyaron también la opción de Riberas de Loiola defendida por el Gobierno de Donostia (formado entonces por PSE-EE y PP). Todos coincidieron en apostar por una estación intermodal, que conectara los servicios de autobuses con las paradas de EuskoTren y Renfe previstas en Riberas. Y la Diputación firmó un acuerdo para cofinanciar la infraestructura.

Mientras, a finales de 2005, se encargaron algunas mejoras en la estación provisional de Pío XII, para colocar varias marquesinas que protegieran de la lluvia a los viajeros, paneles informativos y urinarios.

cambio en 2007 El Ayuntamiento fue encargando proyectos y diseños para construir la terminal en Riberas hasta que en enero de 2007 Elorza volvió a sorprender a propios y extraños planteando volver a empezar para construir la estación en Atotxa. "Rectificar es de sabios", afirmó entonces. Esta vez era él el que reivindicaba la centralidad de este emplazamiento y, también, la intermodalidad, después de decidir que el TAV sí llegaría hasta la estación del Norte. Además, pasar de los 13.000 metros cuadrados del proyecto de Riberas a los 7.000 previstos en Atotxa suponía rebajar el presupuesto de los 50 millones de euros calculados a 20 millones, aseguró Elorza.

Los grupos de la oposición se le echaron encima. PP, EA y PNV rechazaron la idea y recordaron que, para entonces, se habían gastado ya casi 600.000 euros en los trabajos previos y en el proyecto de construcción de la terminal en Riberas de Loiola. Le acusaron de improvisar y de no contar con la oposición y el alcalde encargó varios estudios sobre afecciones al tráfico y encuestas ciudadanas para respaldar su apuesta.

El equipo de Gobierno aprobó esta opción a pesar de no contar con los votos de la oposición y en febrero de 2008 encargó el proyecto básico para Atotxa, que supuso otro desembolso de 200.000 euros. Elorza volvió a dar una fecha: las obras se iniciarían en 2009.

la crisis Pero entonces llegó la crisis. Ninguna empresa parecía interesada en presentarse al concurso para construir y gestionar la estación y el Ayuntamiento y la Diputación, el año pasado, tuvieron que acordar cofinanciar la obra para intentar que así pudiera arrancar. Estimaron que el coste final de la actuación sería de 30 millones de euros y ambas instituciones se comprometieron a aportar 16,5 millones (el Ente foral aportaría 6,3 millones y el Consistorio, el resto).

Además, para intentar atraer a posibles constructoras, se cambió el proyecto para que parte de las 500 plazas de parking previstas pudieran ser de venta libre y hacer el proyecto más rentable. La adjudicataria gestionaría durante 50 años, además del aparcamiento y la propia terminal, los locales comerciales previstos en Atotxa.

Con el acuerdo para la confinanciación firmado con la Diputación, el Ayuntamiento convocó finalmente el concurso para construir la estación y en abril se le adjudicó a la UTE formada por las empresas Transitia, Murias e Iza. A partir de entonces, tenían nueve meses para presentar todos los proyectos de construcción y 28 meses para ejecutarlos. Ya había nueva fecha: la estación iba a ser una realidad a finales de 2013.

cambio de gobierno Entonces llegaron las elecciones y el cambio de Gobierno en Donostia. Con la UTE redactando el proyecto, Izagirre ha vuelto a proponer trasladar la estación a la ubicación inicialmente prevista en Riberas. Eso sí, Bildu plantea una estación más reducida y más económica que la planteada hace casi diez años.

De todos modos, el alcalde insiste en que apostarán por el traslado solo si consiguen aunar los apoyos suficientes. En realidad, tanto PP como PNV siempre se han mostrado más favorables a la opción de Riberas, aunque a estas alturas no está del todo claro si apoyarán una propuesta que implicaría un nuevo retraso en el inicio de las obras.

Además, volver a cambiar la ubicación de la estación supondría tener que indemnizar a la UTE que resultó adjudicataria en abril y que ya prepara la construcción de la terminal en Atotxa. El alcalde es consciente y promete otra fecha para la inauguración de la estación, ya sea en Atotxa o en Riberas: el año 2016.

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