NI lloros, ni enfados, ni pataletas. Los alumnos de la ikastola Ikasbide empezaron ayer el curso académico con una sonrisa de oreja a oreja y más felices que nunca ya que, aparte de reencontrarse con sus amigos, estrenaban colegio. Por ello, el estreno se convirtió en una jornada de presentación del nuevo recinto situado en el barrio de Riberas de Loiola.

A los txikis de Ikasbide nunca les ha costado tan poco despedirse del sol, la playa y las vacaciones y, al mismo tiempo, nunca han estado tan emocionados por dar la bienvenida a sus andereños, maisus y compañeros. Y es que, ayer, un nuevo edificio abrió sus puertas para acoger a los más de 400 alumnos matriculados en la ikastola para el curso académico 2011-2012.

El nuevo centro cuenta, por un lado, con nueve aulas infantiles para niños de entre dos y cinco años y, por otro lado, con once clases para alumnos de entre seis y once años.

En este sentido, el nuevo curso comienza con 80 alumnos más que el año anterior ya que, además de los alumnos propios de Ikasbide, muchos niños que viven en los alrededores del nuevo recinto han optado este año por inscribirse en el centro. Asimismo, se mantiene el número de profesores (unos 40 aproximadamente).

Este nuevo centro es fruto de un largo proceso de trabajo por parte de todo el personal del colegio. La ikastola Ikasbide, en sus 47 años de historia, nunca ha tenido una ubicación fija. Según explican trabajadores de la escuela, se han encontrado con muchos problemas relacionados con permisos de obra, presupuestos, etc... Aun y todo, el esfuerzo ha merecido la pena y por fin pueden decir que comienza una nueva etapa, aunque, eso sí, con quince años de retraso desde que les anunciaron la construcción del nuevo edificio.

El centro educativo, de modelo D, es un colegio moderno y adaptado a las exigencias del siglo XXI. No es de extrañar, por lo tanto, que en la jornada de ayer se respirara alegría y orgullo al vislumbrar que el sueño se había hecho realidad.

la presentación Los protagonistas del día, sin lugar a dudas, fueron los niños. Durante la presentación no pararon de correr, saltar, jugar y, sobre todo, de sonreír. Su cara era fiel reflejo de la felicidad que sentían por estrenar aula, mobiliario y, especialmente, patio: "Me gusta más este colegio, el patio es más grande y tenemos más sitio para jugar", decía Lucía, de cuatro años, que por poco explota de felicidad.

Por otro lado, el sábado 17, coincidiendo con las fiestas del barrio de Riberas de Loiola, se celebrará una jornada de puertas abiertas en el centro educativo con el fin de informar sobre los cursos, profesorado e instalaciones a todo aquel que desee acercarse.