Donostia. Donostia está empezando a instalar una red de sensores destinados a recabar información acerca de las emisiones de CO2 en distintos barrios, en el marco del proyecto Terrarespira: una iniciativa que pretende crear un mapa de las emisiones en la ciudad y trasladar esa información directamente a los ciudadanos, con el objetivo de sensibilizarlos y, principalmente, influir en sus hábitos y costumbres.

La oficina del Plan Estratégico de Donostia es la que está gestionando este proyecto, en colaboración con un centro de Barcelona. De momento, están procediendo a colocar los sensores y a probar la aplicación informática a través de la cual recibirán y transmitirán la información sobre emisiones. Tan importante como recabar los datos sobre las repercusiones ambientales que tiene la actividad humana en diversos puntos de la ciudad, será interpretarlos y hacérselos llegar a la ciudadanía de una manera gráfica y clara.

En principio, podría utilizarse el sistema bluetooth para llegar a cuantos más ciudadanos y transmitirles ese mapa que vayan configurando los sensores. Se podrá reflejar, por ejemplo, en qué momento del día y en qué puntos concretos de la ciudad se expulsan más emisiones. "El objetivo es concienciar a una masa crítica social necesaria para producir cambios significativos en la percepción del problema, capaces de modificar comportamientos que impliquen una reducción de las emisiones de CO2", explica la memoria del proyecto Terrarespira.

exportable En un primer momento del proyecto, el objetivo es colocar cierto número de sensores y probarlos, aunque el objetivo final de Terrarespira-San Sebastián: Ciudad-Laboratorio para el Cambio Global es, en realidad, poder extender la red a toda la ciudad, una vez que el Ayuntamiento analice la viabilidad y los resultados de este primer ensayo. Incluso, la idea se podría exportar a otras ciudades.

En este sentido, el hecho de colaborar con Barcelona podrá servir para poner en práctica el sistema también en una gran urbe y comparar el funcionamiento y los resultados en ambas situaciones. Aunque, en el fondo, el desarrollo sería el mismo: una red de sensores recabarían la información en diversos puntos a través de nodos y, después, una aplicación informática combinaría e interpretaría los datos para darles forma antes de transmitírselos a los ciudadanos.

Este primer ensayo está previsto que concluya a finales de este año y tiene un coste de 130.000 euros, que están siendo financiados a través del Fondo Estatal para el Empleo y la Sostenibilidad Local del Gobierno central.