donostia. ¿Cómo fue el inicio en Riberas de Loiola, un barrio que todavía se está configurando?
Después de los bancos y bares, la librería Nahia fue el primer establecimiento que abrió sus puertas en Riberas de Loiola, hace poco más de dos años. Fue lanzarse al vacío, pero era el momento propicio para hacernos un sitio tanto mi mujer como yo dentro de Riberas, en su calle principal, y cerca del lugar al que está previsto trasladar en próximos años importantes servicios de la ciudad, como las oficinas de la Seguridad Social de Podavines, las oficinas del Inem... Una vez que empieza el movimiento, todo el mundo quiere los locales en el mejor sitio. Fue lanzarse al vacío, pero era el momento.
¿Cómo han sido estos dos años?
Han sido duros y siguen siéndolo por el tema de la crisis, porque en el barrio se han retrasado muchas obras y, sobre todo, la construcción de las viviendas. Esperamos aguantar y el día de mañana ir mejorando poco a poco.
Una de las particularidades de este establecimiento es que mantiene estrecha relación con la asociación de vecinos de Riberas de Loiola.
Así es. Por mi horario no puedo colaborar como me gustaría, por lo que siempre he ofrecido el local para lo que hiciera falta y lo que pudiera ayudarles, dentro de mis posibilidades. Y es que además de trabajar en Riberas, también vivo aquí con mi familia, por lo que suelo pasarme prácticamente todo el día en el barrio. Entonces, todo lo que sea por el bien del barrio me interesa también mucho a mí.
¿En qué se traduce esa colaboración?
Por decirlo de alguna manera, la librería es uno de los puntos de encuentro de las actividades que se llevan a cabo en el barrio. Por ejemplo, en caso de que se organice un concurso, el lugar de entrega de los trabajos suele ser la librería. Si hay una reunión de la asociación de vecinos -que todavía no dispone de sede propia- suelen dejar aquí los papeles... Se trata de dar apoyo y las mayores facilidades, en la medida de lo posible, a los riberatarras.
Hablando del desarrollo del barrio, este año se organizó entre el 17 y el 19 de septiembre la segunda edición de las fiestas de San Festo. Desde la asociación de vecinos, además, le otorgaron el primer Girasol de Oro
Con muchos nervios e ilusión. Fue una sorpresa, porque no me dijeron nada hasta el momento de la entrega. Es muy agradable que te reconozcan tu pequeña aportación al barrio. Me sentí muy orgulloso. Creo que hay gente que se lo merece más que yo, como los miembros de la asociación de vecinos, que no paran.
¿Qué tal han ido las fiestas?
Muy bien. Han faltado cosas, pero hay que ir creciendo. El tiempo también ha acompañado, así que muy bien. Quedan cosas por organizar, como verbenas, entre otras, aunque se harán más adelante, cuando todo esté más consolidado. Las actividades tuvieron muy buena acogida; la gente tiene ganas de participar.
Además de las fiestas, la vida cultural también está cada vez más activa, por ejemplo, con la formación del grupo de teatro Gorki y la tamborrada de Riberas de Loiola, que salió a la calle el día de San Sebastián por primera vez el pasado enero.
Va tomando forma. Intentamos organizar actividades que consigan reunir a los vecinos para que nos conozcamos todos un poco más, para crear el barrio. Y se está consiguiendo. De hecho, el pasado año fue el estreno de la tamborrada, y este año ya hay lista de espera. El barrio ha respondido en todo. Somos mucha gente joven, con críos. Se están organizando muchas cosas para los chavales, porque son el futuro. El domingo (por hoy), por ejemplo, tendremos una quedada en la plaza Santiago (11.00 a 13.00 horas) en la que se reunirán aficionados a los cromos para intercambiarlos, y a la que están invitadas todas las personas que quieran participar, tanto mayores como pequeños.
¿Cómo lleva lo de trabajar y vivir en el mismo barrio, y ser comerciante y vecino al mismo tiempo?
La visión como comerciante no la tengo todavía; tengo más la de vecino. Es mi primer negocio, antes era transportista, por lo que tiendo más a ser vecino que comerciante. Intento colaborar en lo que puedo, porque mis clientes son también mis vecinos y compañeros.
¿El barrio, por lo demás, cómo lo ve?
Se está formando todavía, pero va bien. Tenemos algunas carencias (no hay estanco, farmacia, supermercado, carnicería, pescadería...), lo que hace que en la actualidad Riberas de Loiola sea un barrio dormitorio. La gente sale para hacer vida. En el momento en el que haya más servicios, habrá más vida y movimiento. Le hará mucho bien.
Sin embargo, en la actualidad, Riberas de Loiola está ya conectado a todo el resto de la ciudad con el transporte público, además de a la red de bidegorris.
De hecho, parece que Riberas se convertirá en próximos años en uno de los centros neurálgicos principales de Donostia, al que se trasladarán muchos comercios y servicios, como las oficinas de la Seguridad Social de Podavines, también las oficinas del Inem...