- El incesante aumento en Euskadi de poblaciones de especies animales consideradas como de caza mayor, hace necesario el incremento de la presión cinegética sobre jabalíes, corzos y ciervos debido a que cuentan con abundante comida y a que el número de piezas abatidas está por debajo de su nivel reproductivo.

Ante esta situación que constituye en realidad “un enorme problema”, según sostiene Florencio Markina, zoólogo, doctor en Ciencias Biológicas y responsable de Aran Servicios Medioambientales, una de las pocas alternativas que quedan es la de “incrementar la presión de los cazadores. Incluso sería necesario recurrir a profesionales de esta actividad, porque quienes participan en batidas de continuo están un poco hartos”.

La necesidad de poner freno a la proliferación de las tres especies de caza mayor existentes en Euskadi, quedó demostrada a través de las autorizaciones concedidas por las diputaciones forales de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, que “permitieron las batidas incluso en época de pandemia porque entendían que se trataba de una actividad esencial”, recuerda Markina.

Con el argumento de que “no se podría controlar actualmente la densidad poblacional de estas especies” como justificaba el Boletín Oficial de Gipuzkoa, quedaron suprimidas las limitaciones a la movilidad para participar en este tipo de actividades que fueron aplicadas debido al covid-19.

La medida, sin embargo, resultó insuficiente si se tiene en cuenta que cada vez es más habitual observar a ejemplares de caza mayor en las proximidades de núcleos poblaciones e incluso merodeando por los propios cascos urbanos. Además, las afecciones que provocan estas especies en la actividad agrícola y su implicación en numerosos accidentes de tráfico, son argumentos de peso para reclamar el control efectivo de las poblaciones.

Además, la grave incidencia que pueden generar los jabalíes debido a la peste porcina africana y las parasitaciones que afectan a los corzos son aspectos que deben ser tenidos en cuenta y que llevan a Markina a apuntar que “cuanto más consigamos reducir las poblaciones, mejor”.

“En el caso de los ciervos existe una gran expansión hacia el sur de Araba y, de hecho, la Diputación ha establecido que fuera del espacio habitual del Gorbea se va a poder cazar sin cupos con la idea de intentar controlar las poblaciones, porque se trata de una especie que provoca muchos daños en la agricultura”, subraya el zoólogo. Su notable expansión tanto en la Sierra de Badaia como en zonas cercanas a Miranda de Ebro han propiciado la adopción de esa medida.

Aunque el mes de septiembre no es un período propicio para participar en batidas de jabalíes, debido a que “aún hace bastante calor y eso impide que los perros se desenvuelvan en buenas condiciones” según destaca Markina, los cazadores han perseverado con la actividad cinegética “a pesar de que las capturas están siendo bastante flojas”.

El período de caza del jabalí arrancó el 1 de este mes en Gipuzkoa, mientras que tanto en Araba como en Bizkaia tuvo lugar el día 5, y permanecerá abierto hasta el 10 de abril, el 13 de marzo y el 27 de febrero, respectivamente.

En el caso del corzo, el período hábil en Gipuzkoa es idéntico al del jabalí, tanto para machos como para hembras, mientras que en Araba los machos de corzo pueden cazarse del 1 de abril al 30 de junio y durante todo el mes de octubre, y las hembras se cazarán en octubre y del 1 de enero al 28 de febrero. En Bizkaia, por su parte, los machos pueden ser cazados entre el 15 de abril y el 30 de junio y las hembras del 15 de noviembre al 31 de enero.

La caza del ciervo únicamente está contemplada en Araba y en Bizkaia, en el primero de los territorios del 12 de octubre al 27 de febrero, tanto machos como hembras, mientras que en Bizkaia únicamente se permite la captura de machos entre el 1 de noviembre y el 25 de enero.

El convencimiento de que, en el caso de los jabalíes, “las poblaciones aumentan cada año en torno a un 40%”, está basado en que el nivel reproductivo de esta especie es del 100% y el porcentaje de capturas ronda el 60%. Es decir, que el número total de ejemplares sigue creciendo de forma imparable.

A pesar de que las piezas de caza mayor abatidas en el Estado español casi llegaron a triplicarse en una década, ya que en el año 2008 rondaban los 227.000 ejemplares frente a los 639.000 de 2018 según los datos proporcionados por el Ministerio de Agricultura, ha quedado de manifiesto que la presión cinegética resulta insuficiente para controlar las poblaciones existentes.

En el caso de Euskadi, los datos aportados por las cuadrillas de cazadores referentes a capturas de jabalíes en los últimos años, señalan que la media anual se cifra en torno a las 3.000 piezas abatidas en Araba, unas 2.000 en Bizkaia y unas 1.800 en Gipuzkoa. En Nafarroa, la cifra se sitúa cerca de las 10.000.

Septiembre no es un mes propicio para la captura del jabalí ya que aún hace calor, aun así los cazadores han proseguido con las batidas