- Las importantes nevadas y heladas que durante los últimos días se han producido en gran parte de la Península, aunque en Euskal Herria han tenido una incidencia menor, suponen un contratiempo para la alimentación de la fauna salvaje que, a veces, puede llegar a diezmar las poblaciones de especies animales con interés para la actividad cinegética.

Las complicaciones que supone para los animales que viven en libertad la búsqueda de alimento debido a que la presencia de nieve y hielo, que puede prolongarse durante semanas y acarrear la imposibilidad de obtener nutrientes, son analizadas desde diferentes puntos de vista por parte de expertos de disciplinas estrechamente relacionadas. Tanto Carlos Sánchez, veterinario, investigador y técnico de la Fundación Artemisan, como Florencio Markina, doctor en Ciencias Biológicas, zoólogo y responsable de Aran Servicios Medioambientales, ofrecen perspectivas diferentes a pesar de que coinciden al reconocer que “los animales están acostumbrados a superar períodos extremos, tanto de mucho frío como de mucho calor”.

Sánchez y Markina aportan opiniones contrapuestas respecto a la necesidad de alimentación suplementaria. Si el primero señala que “si les proporcionamos un poco de ayuda podemos incrementar sus porcentajes de supervivencia”, el segundo se decanta por indicar que en períodos de temporales “los animales son capaces de reducir al máximo sus necesidades de alimentación y consiguen sobrevivir con muy poco alimento”.

A la consabida reducción de disponibilidad de alimentos, Sánchez añade que debido al frío los animales se ven obligados a realizar un mayor desgaste y, por lo tanto, necesitan un mayor aporte calórico, y apunta también que “algunas especies son muy vulnerables ante la presencia de depredadores”.

Esas situaciones suponen, en opinión de Markina, “una parte del proceso de selección natural”, cuyo aspecto positivo es que sobrevivirán los ejemplares más fuertes y, por lo tanto, la especie se verá reforzada. A pesar de mostrarse partidario de “intervenir lo menos posible”, reconoce que hay casos como el de los ciervos, “que es una de las especies que más sufre” ante la prolongación de los temporales invernales y puede verse obligada a “comer las acículas de los pinos, lo que les generará problemas intestinales”.

Ambos expertos coinciden al apuntar también que algunas especies sí que pueden ser susceptibles de necesitar suplementación de alimentos, sobre todo en aquellas de caza menor cuya supervivencia se ve más comprometida, como ocurre con la perdiz roja o la liebre europea. Sánchez añade que tanto para esas especies como “para otras no cinegéticas, sobre todo de aves, e incluso para las de caza mayor, puede resultar conveniente proporcionar diferentes tipos de grano, como trigo o cebada, e incluso forraje”.

Para ello Sánchez cree oportuno habilitar comederos o despejar espacios de terreno en las fincas o zonas determinadas de muchos de los 32.000 cotos existentes en el Estado español, con la finalidad de que los animales dispongan de un área en la que puedan recibir el alimento que no pueden obtener por sus propios medios. También recuerda que en esta época en la que las condiciones para su supervivencia son extremas “es cuando los animales requieren de una mayor tranquilidad, por lo que es necesario moderar al máximo las molestias que se les pueden generar”.

Otro de los aspectos en los que coinciden Markina y Sánchez radica en evitar alimentar en estos períodos a los jabalíes, “en primer lugar porque está prohibido por la ley”, según recuerda el zoólogo. Ambos expertos reconocen que la posible reducción de poblaciones de esta especie debido a la falta de alimentos supondría un considerable alivio debido al creciente y excesivo número de ejemplares existente en la actualidad, ya que por su abundancia constituyen un gran problema tanto por el riesgo de generar problemas sanitarios y de transmisión de enfermedades como por los accidentes de tráfico que provocan.

Con la finalidad de asesorar a aquellas personas interesadas en colaborar en la alimentación de la fauna silvestre, la Fundación Artemisan llevó a cabo el pasado miércoles un seminario online en torno a la Gestión de fauna silvestre durante olas de frío.

En ese encuentro, además de realizar un repaso científico a las olas de frío y a la suplementación de alimento para diferentes especies a cargo del propio Sánchez, se abordaron aspectos prácticos y casos concretos relacionados con la caza menor ligada a medios agrícolas, en el que intervino el agricultor y cazador arabarra Jon Ortiz de Lejarazu, que además es colaborador del Proyecto Rufa.

Los casos concretos de la liebre ibérica y de la caza mayor, cuyas exposiciones fueron realizadas por el integrante de la Federación Española de Galgos, Óscar Hernández, y el investigador de la Fundación Artemisan, Gonzalo Varas, respectivamente, dieron paso a la exposición sobre Las sociedades de cazadores ante las olas de frío que desarrolló el miembro de la Real Federación Española de Caza, Juan Herrera, y a un coloquio y un turno de preguntas que completaron el seminario.