tra de las numerosas imágenes insólitas que está dejando la pandemia del COVID-19 es la de los pabellones vacíos. Gradas desiertas mientras equipos de máximo nivel se desempeñan en el terreno de juego debido a las medidas para impedir la propagación del covid. Los conjuntos guipuzcoanos tratan de adaptarse a una nueva situación extraña, inédita para jugadores y técnicos. Admiten que es "triste", que echan en falta el ambiente durante el partido y también el de después, cuando los niños y niñas se acercan a pedir autógrafos o pueden departir con sus familiares y amigos, pero son conscientes también de que deben "adaptarse" mientras esperan que los aficionados regresen. "Sería señal de que estamos dando la vuelta a la situación sanitaria", dicen. Mientras tanto, se resignan. "Mejor esto que nada". Y es que son conscientes de que permanecer una temporada completa sin jugar, después del parón de la pasada primavera, resultaría fatal.

Iñaki Martín

"Los equipos modestos necesitamos a la afición"

El Acunsa GBC lleva toda la temporada jugando en pabellones vacíos al ser la ACB una liga profesional, una situación que no saben hasta cuándo se alargará, y ante la cual los clubes pidieron la semana pasada que se les permitiera meter en las gradas al menos a "500 espectadores". "Es complicado jugar sin público", reconoce Iñaki Martín, entrenador ayudante de Marcelo Nicola, "y más en nuestro caso, que somos un equipo de la zona baja y necesitamos sentirnos más arropados".

Reconoce el donostiarra que el equipo, metido en una muy mala dinámica de resultados -solo una victoria en once partidos-, echa en falta "no tener a la afición al lado": "El año pasado remontamos muchas veces en el Gasca. Somos profesionales, pero ese toque extra que te da la gente, la peña Omnes Uni, es importante. Ya sabemos que Illunbe no se llena como el Gasca, pero estamos notando no tener ese grito de ánimo en momentos malos. En partidos como el de Fuenlabrada, por ejemplo, con la afición no habríamos bajado tanto el nivel".

Iñaki Martín no sabe si podrán meter público a partir de enero: "Estaría bien, pero independientemente de eso nosotros tenemos que hacer nuestro trabajo. Si desgraciadamente la situación sanitaria no mejora, hay una tercera ola y en enero estamos peor... No sé, pero estamos echando de menos a la afición. Ojalá puedan venir".

Toch Sarr

"Tienes que concentrarte aunque sea sin publico"

El IDK Euskotren empezó el curso con público en las gradas -aunque con un aforo muy reducido que en el Gasca, por ejemplo, solo permitía la entrada de 300 personas- pero lleva ya varias semanas compitiendo en pabellones vacíos. "Se hace un poco soso jugar así", admite una de las veteranas, Toch Sarr, que se refiere a las posibles dificultades para afrontar el choque con la tensión necesaria sin esa presencia de público: "Estamos los dos equipos igual. Una vez que entras en la cancha, te concentras y sabes lo que tienes delante, un partido en le que te la juegas y tienes que jugar duro los 40 minutos, aunque sea sin público".

Dice Toch Sarr que se "escucha todo": "Los gritos e instrucciones de los entrenadores, los ánimos de las compañeras... cuando estás en el banquillo te implicas más". Anotar una canasta o hacer una buena jugada defensiva y no poder celebrarla con los aficionados es "una pena". "Igual metes un tiro, haces un gesto de celebración, te das cuenta de que no hay nadie y te giras al banquillo para celebrarlo con las compañeras", dice riéndose.

Curiosamente, el IDK Euskotren se ha hecho fuerte en casa, donde ha ganado todos los partidos -excepto el de Girona-, incluyendo los derbis contra Araski y Gernika Bizkaia, que son dos de los partidos que habitualmente mejor ambiente tienen: "El baloncesto sin público es raro. No es solo cinco contra cinco, es también la afición". Mientras tanto, Toch Sarr se resigna, diciendo algo que firman muchos: "Mejor jugar sin público que nada, pero lo que queremos es poder disfrutar con nuestros seguidores".

Iñigo Domec

"Si la gente no puede ir se pierde el interés"

El Txuri-Urdin es uno de los equipos que peor lo está pasando debido a las consecuencias del covid. Una de ellas, la de jugar sin público, hacer que los partidos sean muy fríos y que incluso noten que han perdido "repercusión", comenta el entrenador, Iñigo Domec: "Sabemos que no somos un deporte de masas, pero tenemos nuestro ambiente cuando jugamos. Pero si hay un partido y la gente no puede ir... pues se acaba perdiendo un poco el interés".

"Al no ser profesionales, echamos de menos ese acompañamiento de la gente, de las familias. Los jugadores se sienten un poco solos, es raro. Se oyen los ánimos del banquillo, pero al ser los pabellones cerrados cualquier ruido retumba una barbaridad. Falta la grada", sigue diciendo Domec, que define cómo es para ellos jugar a puerta cerrada: "Es desolador".

Comenta también el técnico del Txuri que a los jugadores les cuesta estar concentrados: "Al principio sí estás metido en partido, pero he notado que después de los descansos les cuesta volver a arrancar y activarse". E insiste en la falta de repercusión que tienen: "Estamos muy abandonados a todos los niveles. Al principio de temporada podíamos meter 150 personas y ahora nadie. La sensación que tenemos en el club es de falta de visibilidad total. Estamos aquí unos tíos en el hielo pero, ¿alguien más sabe que estamos jugando aquí?".

Iker Serrano

"Es raro, pero no queda otra que amoldarse"

El Bidasoa ha pasado de ser uno de los clubes con mayor afinidad con su afición y mejor ambiente en el pabellón a jugar sin público, condición que estrenó el pasado 19 de noviembre contra el Ademar después de unas primeras jornadas en las que podían entrar 600 personas en el graderío. El propio Bidasoa recordó que era "el primer partido a puerta cerrada de la historia" del club y coincidió con la primera derrota del curso para los de Jacobo Cuétara después de ocho victorias seguidas. "No es justificación", dice Iker Serrano, "pero nos chocó un poco después del ambiente que estábamos teniendo los últimos años. Además, somos un equipo con mucha química con la grada, y ese ánimo y bullicio te ayuda y al rival le afecta".

Reconoce el pivote del Bidasoa que es "una sensación rara" jugar sin público "ya desde el principio, sales y no puedes saludar a la afición". Pero el equipo es consciente de que "hay que acostumbrarse" porque no saben cuándo podrá volver a haber gente en la grada: "Por ahora va a ser así. Cuando juegas en casa te ayuda escuchar a tu gente, pero es lo mismo para todos los equipos, así que toca amoldarse".

Cree Iker Serrano que "es una pena" la falta de aficionados, ya que no pueden "disfrutar" del segundo puesto liguero del Bidasoa. "Es una temporada en la que la gente estaría disfrutando", dice el capitán bidasoarra, que agradece el apoyo que siguen brindando los seguidores: "La afición del Bidasoa se ha mantenido fiel y los socios están colaborando y pagando, y no están recibiendo. Es un público muy fiel y tenemos ganas de juntarnos con todos".

Asier Álvarez de Eulate

"Jugamos por la afición, por los chavales..."

El Ordizia es, al igual que el Bidasoa, un club con mucho arraigo en su localidad, lo que hace que Altamira tenga siempre muy buen ambiente. Hasta que el covid lo ha impedido, claro. "De repente encontrarte con el campo vacío es raro", reconoce uno de los veteranos del equipo, Asier Álvarez de Eulate, que bromea recordando sus inicios: "Les digo a los compañeros que esto es como volver a jugar en juveniles, que no venían a vernos ni nuestros padres de lo malos que éramos. Venía el entrenador y porque no tenía más remedio".

Dice el jugador ordiziarra que durante los partidos suele estar "bastante concentrado" y que, por tanto, jugar sin público no le afecta demasiado "aunque se notan sus ánimos". Lo que más echa en falta es ese ambiente en el pospartido: "Al acabar pues ya no tienes es abrazo con tu familia, con tus amigos... Solíamos comentar el partido. En Altamira tenemos mucha cercanía con la afición. También eché en falta cuando saltas al campo ese primer grito de ánimo del público".

Es habitual en el rugby lo que ellos mismos denominan como tercer tiempo, juntarse con los rivales, entrenadores y árbitros para departir durante un rato: "Es una pena que eso tampoco podamos hacer, ahora se queda muy frío. Nos dan una cerveza y un trozo de tortilla o empanada, y ya está. Es un poco triste. Normalmente nos juntamos un rato después de cada partido, es un momento distendido que ahora no podemos tener".

"Que volviese el público significaría que estamos dando la vuelta a la situación sanitaria", resume Álvarez de Eulate: "No jugamos solo por el equipo, sino por la gente, por esos chavales que después del partido vienen a saludarte y se intentan colar en el círculo que hacemos al final". Al menos el Ordizia no ha perdido el apoyo de sus aficionados: "Somos un equipo de pueblo y estamos muy arraigados en Ordizia. Vas por la calle y la gente te para, te pregunta si el equipo está bien y te pregunta a ver cuándo puede volver. A nivel de repercusión creo que no hemos perdido tanto".

"Notamos falta de repercusión; jugamos pero, ¿alguien más sabe que estamos aquí?"

Entrenador del Txuri-Urdin

"Es una pena porque esta temporada la afición podría estar disfrutando"

Jugador del Bidasoa

"Somos un equipo muy arraigado en el pueblo y echamos en falta esa cercanía"

Jugador del Ordizia

"Somos profesionales, pero ese toque extra que te da la gente es importante"

Entrenador ayudante del Delteco GBC

"Mejor jugar sin público que nada, pero el baloncesto sin afición es un poco soso"

Jugadora del IDK Euskotren