- “Son chicos muy buenos. Entre los grandes futbolistas siempre pasan cosas, son competidores, quieren ganar, meter goles”, intentó desdramatizar ayer Mauricio Pochettino a propósito de la última chispa que ha saltado en un club tan cargado de egocéntricos.

El caso fue que Neymar y Mbappé, los dos fichajes más caros de la historia, que cumplen su quinta temporada juntos, no parece que estén viviendo precisamente una luna de miel. El pasado sábado, durante el partido contra el Montpellier, Mbappé fue sustituido y, una vez en el banquillo, el delantero galo no pudo reprimir su frustración confesando a un compañero: “Ese pordiosero no me la pasa”. Ese pordiosero es Neymar, y las palabras cargadas de cariño fueron captadas por las cámaras de Canal + Francia precisamente ahora que el crack brasileño, tras su renovación con el PSG hasta 2025, se ha convertido en el jugador franquicia del club.

Bien distinta es la situación de Mbappé, que vio frustrado su deseo por fichar por el Real Madrid el pasado verano, pese a la oferta de 200 millones de euros que puso Florentino Pérez por un jugador que quedará libre el próximo mes de junio.

L’Équipe especula ya con un conflicto de más amplio calado, fomentada por la llegada de Lionel Messi, gran amigo de Neymar desde su etapa en el Barça. El idilio, especula el rotativo, puede haber acabado porque Mbappé se siente desplazado en un vestuario donde el sector latino es apabullante y donde él no encaja.

Lo cierto es que la conexión entre Mbappé y Neymar se ha ido distorsionando, como prueba que no se han dado ninguna asistencia y el número de pases se ha reducido de forma sorprendente. Y todo esto en vísperas de la primera gran prueba de la temporada, el duelo con el City.