a anfitriona Inglaterra, apoyada por el fortín de Wembley, retará mañana domingo (21.00 horas) a Italia en la final de la Eurocopa. Un desafío enorme para la selección azzurra, que en su pasado demostró saber dar la talla en casa del rival. La noche más dulce se remonta al 4 de julio de 2006. Italia jugaba las semifinales del Mundial de Alemania contra la selección germana en el West Falhen Stadion de Dortmund y triunfó en una prórroga de infarto para clasificarse para la final, ganada en la tanda de penaltis al combinado de Francia.

Pese a que una final de Eurocopa contra Dinamarca sería, a priori, más accesible para Italia, algo hizo que muchos italianos esperaran que Inglaterra saliera ganadora del duelo de semifinales del pasado miércoles. Entre ellos, también estaba el centrocampista azzurro Marco Verratti. “Estoy feliz por poderme medir con un gran equipo como Inglaterra en un estadio tan prestigioso como Wembley. Será un partido que marcará la historia”, afirmó ayer el centrocampista del PSG en rueda de prensa.

La Italia de Roberto Mancini se verá las caras con una Inglaterra rocosa, sólida, que solo recibió un gol en todo el torneo y que cuenta con un Harry Kane en tremendo estado de forma. Los hombres de Gareth Southgate contarán con el apoyo de casi la totalidad de Wembley, aunque se espera que unos 15.000 italianos, casi todos residentes en Inglaterra, se hagan hueco en la grada. Los azzurri, mientras, buscarán una nueva hazaña deportiva, seguir el camino mostrado por la selección de Marcello Lippi en 2006, en una de las noches más intensas de la historia futbolística del país.